Algunos obstáculos parecen inexpugnables en la vida de fe. Pero con la ayuda de Dios todo se puede superar. ¿Cómo? Lo mostró el pueblo de Israel en la toma de Jericó: una estrategia en cuatro pasos.
«Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron». Este texto bíblico de Josué 6:20 fue la base para el Servicio Divino que ofició el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider el 4 de abril de 2016 en Bahía Blanca, Argentina.
El acceso a la redención bloqueado
Primero explicó el contexto bíblico: en el límite con la tierra prometida, el pueblo de Israel se topó con Jericó, una ciudad poderosa que les negó el acceso. El obstáculo parecía inexpugnable, ya que Israel no tenía experiencia alguna en asediar una fortaleza. Pero Dios le dijo a su siervo Josué qué había que hacer.
«Este hecho es una hermosa imagen de nuestra redención», explicó el Apóstol Mayor. «Nosotros queremos entrar en el reino de Dios. Para eso debemos vencer el mal. Y no lo podemos hacer. Nadie lo puede. Sólo Dios nos puede salvar. Pero debemos hacer algo para que Él pueda hacerlo».
El camino a la ayuda allanado
¿Qué hay que hacer entonces? La máxima autoridad de la Iglesia mencionó al respecto:
- Orientar nuestra vida cotidiana en la voluntad de Dios: A los israelitas les fue encomendado rodear la ciudad con el tabernáculo que contenía las tablas de la ley. «Vivir conforme al Evangelio de Jesucristo es nuestra ley». Y esto significa, entre otras cosas, rehusarse a resolver los problemas con la ayuda del pecado.
- Seguir a los servidores de Dios: Dios habló al pueblo de Israel a través de Josué. ¿Y hoy? «No alcanza con leer la Biblia. Dios quiere que escuchemos su voluntad acorde a la época». Por eso, «seguimos la doctrina del apostolado», pues «creemos que Dios nos ayuda si escuchamos su palabra y obramos en forma acorde».
- Fomentar la unanimidad entre nosotros: Los israelitas marcharon juntos alrededor de Jericó. «Dios quiere salvar a una gran cantidad de personas. Él quiere salvar a un pueblo, a almas que se han unificado». Por eso, «permaneced en la comunión de los hijos de Dios, aunque todo os vaya mal en la vida».
- Ser perseverantes hasta el final: Antes de la séptima vuelta del séptimo día no pasó nada en Jericó. «Esperemos con paciencia, sabiendo que Dios nos ama. Confiamos en Él». A veces aparta los obstáculos, pero sólo si impiden alcanzar la salvación. De lo contrario, ayuda de otra manera.
La conclusión del Apóstol Mayor: Dios concede ayuda y salvación a todos los que se orientan en su ley, que ponen por obra su palabra, que buscan la unanimidad y que perseveran hasta el fin. «Este es mi deseo para ti y para mí. Esta es mi promesa para ti y para mí».