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El reino de Dios en tres dimensiones

julio 20, 2016

Autor: Andreas Rother

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El reino de Dios no sólo se encuentra en el más allá y en el futuro. Salir a su encuentro, buscarlo, significa más que sólo asistir a los Servicios Divinos. He aquí una serie de extractos de una prédica del Apóstol Mayor, que muestra la dimensión y la forma de acceder a él.

Era el segundo Servicio Divino en Point Noire (República del Congo). Tras el Servicio Divino para unos 500 portadores de ministerio y sus esposas realizado un día antes, más de 3800 hermanos y hermanas en la fe se reunieron el sábado 30 de abril de 2016. Más de un tercio de ellos se ubicaron debajo de techos de tela al aire libre.

“Cada palabra que Jesús dice aquí, es importante”. Con estas palabras, el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider comenzó a referirse a la cita bíblica elegida: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).

La comunión por siempre con Dios

Con el “reino de Dios” primero se hace referencia a la comunión eterna con Él. Luego, el verbo buscar, debe interpretarse en el sentido de una preparación activa para ello. “Recibir los Sacramentos, venir a los Servicios Divinos, sólo es el comienzo”. Porque sólo con ello no se puede garantizar la redención. Entrar al reino de Dios es una gracia que Él donó al que se esfuerza de todo corazón y hasta el fin, puntualizó el Apóstol Mayor.

“Primeramente” significa colocar la salvación del alma como prioridad máxima y orientar todas las decisiones en función de ello. Sin embargo, este proceder no nos releva de las obligaciones familiares, profesionales y sociales. “Si nos tomamos el tiempo para nuestra alma y por otra parte hacemos nuestro trabajo terrenal, entonces Dios nos dará lo que necesitamos”, dijo el Apóstol Mayor refiriéndose a la formulación “todas estas cosas os serán añadidas”.

El gobierno de Dios en los corazones

El reino de Dios no es un futuro lejano, que está más allá, sino que ya está aquí ahora: “Dios tiene que gobernar en nuestros corazones”. Quien se esfuerce por ello, tendrá que medir sus propias palabras y acciones una y otra vez en el planteo: ¿Fue este un comportamiento en el sentido de Jesucristo? “Seamos honestos con nosotros mismos. Y corrijamos, lo que tiene que ser corregido».

Aún así, como pecadores, el hombre en todos los casos está supeditado a la gracia de Dios, comentó el presidente de la Iglesia sobre la “justicia” que se menciona en el texto bíblico. El requisito es la humildad y la disposición al perdón, lo que de ningún modo significa tener que renunciar a la propia personalidad. Lo importante es que la primera preocupación se dedique a la voluntad de Dios.

La presencia de Dios en la comunidad

El reino de Dios, por cierto, todavía puede encontrarse en la Iglesia de Cristo. Buscarlo aquí significa comportarse de modo que la presencia del Señor dentro de la Iglesia pueda percibirse cada vez más. “Donde gobierna Jesús, crece el amor. Donde gobierna Jesús, vence la gracia. Donde gobierna Jesús, impera la paz”.

Las conclusiones del Apóstol Mayor fueron: “Demos prioridad a la salvación de nuestra alma. Haremos posible que Dios gobierne en nuestros corazones y anhelaremos su gracia. Esforcémonos por lograr que la presencia de Cristo se perciba cada vez más en la comunidad y apoyemos el encargo de los Apóstoles”.

julio 20, 2016

Autor: Andreas Rother

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