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El secreto del éxito: apropiarse, vestirse, aplicarlo

abril 19, 2017

Author: Andreas Rother

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Ser rico, verse bien y tener buena visibilidad. El programa del éxito para una carrera celestial revela un bien conocido consejo: comprar lo correcto. Indicaciones impagables de un Servicio Divino del Apóstol Mayor.

«Jesús no obliga nada a nadie. Él nos deja la libertad de elegir nosotros mismos». Con estas palabras se acercó el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider el 19 de febrero de 2017 en Sédhiou (Senegal) al texto bíblico de Apocalipsis 3:18: «Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas».

El oro

«Cuando Jesús aconseja comprar de Él oro, ¿qué quiere decir con esto?». Muy claro, «es la verdad del Evangelio: Jesús ama a los seres humanos. Él murió por ellos».

Comprar oro, dice el consejo. «En otras palabras, hay que apropiárselo». Y esto significa que «esta verdad es válida para mí. Jesús me ama personalmente. Él murió por mí». Pero, «si quiero comprar algo, debo dar algo a cambio», explicó el Apóstol Mayor. «Debemos renunciar a nuestros conceptos y aceptar la voluntad del Señor».

El que es rico, no conoce necesidades. «Yo sé que Jesús me ama y que vendrá otra vez. Aunque tengamos que pasar por algún tiempo difícil, tenemos este oro». Y «el que tiene esta riqueza, puede compartirla con otros sin volverse más pobre». Puede decir a su prójimo: «Sabes, Jesús te ama igual que a mí».

El vestido

«¿Qué es la vestidura blanca? Es la gracia». Y es una gracia triple: la gracia del perdón de los pecados, la gracia de la elección y la gracia de la salvación. «Esto también debemos ‘comprarlo’, es decir, dar algo a cambio». Concretamente, «renuncia a la justicia humana y acepta la justicia divina. Reconoce tus faltas y esfuérzate para no volver a cometerlas».

«¡Adquiere para ti este vestido y póntelo!», fue el llamado del Director de la Iglesia: «Si me pongo el vestido de la gracia, todos verán que soy agradecido, que soy humilde y que me esfuerzo por vencer el mal».

El colirio

«¿Cuántas veces constatamos que estamos ciegos?», preguntó el Apóstol Mayor Schneider y mencionó tres ejemplos: uno no puede reconocerse bien a sí mismo. Uno quiere pruebas tangibles para sentir la cercanía de Dios. Y no se percibe la ayuda de Dios cuando resulta diferente a lo esperado.

«El colirio es la palabra de la prédica, que hay que comprar. Para eso hay que venir al Servicio Divino, hay que someterse al esfuerzo de oír la palabra y ante todo, hay que aplicarla».

«Este es el consejo muy simple que el Señor nos da hoy. Aceptemos este mensaje y hagamos nuestra parte», dijo el Apóstol Mayor para terminar. «Tenemos a la vista un gran tesoro: entrar en el reino de Dios».

abril 19, 2017

Author: Andreas Rother

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