Elegidos por gracia … ¿y para qué? Para servir como profetas, dice el Apóstol Mayor. ¿Cómo, por favor? ¿Cómo lo podemos conseguir? Preguntas y respuestas de citas de un Servicio Divino.
«Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tu, y dirás todo lo que te mande». Sobre este texto bíblico de Jeremías 1:7 predicó el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider el 12 de febrero de 2017 en Kulmbach (Alemania del Sur). El siguiente resumen consta de citas textuales del Servicio Divino.
Jeremías había sido llamado como profeta. ¿Cuál fue su encargo?
Como muchos otros profetas, debía dar a conocer la voluntad de Dios. Debía prevenir al pueblo de la idolatría y convocarlo a la conversión.
¿Qué tiene esto que ver con nosotros?
El profeta tenía un conocimiento especial de la voluntad de redención, lo que hoy llamamos el plan divino de salvación. Dios nos selló con su Espíritu y nos dijo el misterio de su voluntad (comparar con Efesios 1:3-13). Cada bautizado con Espíritu, cada hijo de Dios es convocado a cumplir un servicio de profeta.
¿Dónde lo debemos hacer?
¡Ahora, aquí, hoy! ¡En nuestra sociedad, en nuestro tiempo, allí donde Dios nos ha colocado, en las circunstancias en las que vivimos: jóvenes, mayores, enfermos, sanos, ricos, pobres, dondequiera que sea!
¿Qué debemos hacer?
- Dar a conocer la voluntad de Dios: los Diez Mandamientos, el mandamiento del amor; esta es nuestra referencia. Esto se debe poder percibir en nuestra vida, en nuestra conducta.
- Señalar los peligros de la idolatría: cuando por dinero o por el propio yo se transgreden los mandamientos de Dios.
- Dar a conocer el plan divino de salvación: mostrar que el camino hacia esa salvación es Jesucristo. También llamar la atención al ofrecimiento de salvación actual: «¡Ven, conocemos el lugar donde están activos los Apóstoles vivientes!».
¿Por qué lo tengo que hacer justamente yo?
Porque Dios nos ha concedido salvación. ¡Porque Jesucristo ha muerto justamente por ti!
¿Quién soy yo para cumplir este servicio?
No se trata de cuánto aprecies tus capacidades. Se trata de que seas consciente de que: «¡Dios te ha dado un encargo!».
Por todos los cielos, si se lo digo, no será bien recibido…
El profeta recibió del Señor la respuesta: «¡No será fácil, pero no temas! ¡Yo estoy contigo!».
Sí, ¿pero para qué? ¡Si las personas no nos escuchan!
Nuestro encargo no es cambiar el mundo. Nuestro encargo es poner señales: ¡Es posible! ¡Nosotros nos esforzamos!
¡Pero yo no puedo hacerlo solo!
Estamos en comunión fraternal. Uno ayuda al otro. ¡Entonces lo lograremos!
Este es el llamado de Dios a través del Espíritu Santo! Dios nos ha escogido. Él nos ha sellado con su Espíritu. Él nos ha introducido en los misterios de su plan de salvación. Ahora Él espera de nosotros que mostremos: esta es la voluntad de Dios. ¡Hacedlo así! ¡Entonces os irá mejor y seréis bendecidos!