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En el camino a la alegría perfecta

febrero 18, 2015

Autor: Andreas Rother

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¿Nadie es perfecto? – Uno sí lo es. Y justamente a Él queremos ser cada vez más semejantes. ¿Y cómo se puede lograr? Orientación de un Servicio Divino del Apóstol Mayor:

Más de 900 hermanos y hermanas locales en la comunidad Motherwil y unos 115.000 espectadores por transmisión de video: así fue la comunidad festiva en la visita del Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider el 25 de enero de 2015 en Puerto Elizabeth, Sudáfrica. El Servicio Divino se basó en el texto bíblico de Mateo 5:48: «Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto».

«Con esto Jesús dio el parámetro para la perfección», explicó el Apóstol Mayor. «Dios es el parámetro. Dios es el Perfecto». Sin embargo: «Ahora se pone difícil. La perfección de Dios supera el entendimiento humano». Sin embargo Jesús nos lo vuelve fácil: «Y el que me ve, ve al que me envió».

En el ejemplo de Jesús, el Apóstol Mayor mostró cuatro aspectos de la perfección:

  • El reconocimiento perfecto: Jesús podía distinguir absolutamente entre el bien y el mal y actuó de manera acorde.

  • El siervo perfecto: Jesús cumplió la voluntad de Dios con precisión y hasta la última consecuencia.

  • El amor perfecto: «Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos» (Juan 15:13).

  • La unidad perfecta: «Yo y el Padre uno somos» (Juan 10:30).

«Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto». En las palabras de Jesús, el Apóstol Mayor Schneider ve tanto una promesa para el futuro como también una tarea a realizar en el presente.

La promesa de Jesús: «Con mi gracia y mi ayuda seréis perfectos», formuló el Apóstol Mayor. A aquellos que acepten con fe la palabra de Dios, el perdón de los pecados y los Sacramentos, Jesús les hará posible ser semejantes a Él en su retorno.

La tarea del presente: «Jesús quiere ver en nosotros un desarrollo». Al respecto, el Apóstol Mayor Schneider se refirió a cinco áreas de desarrollo:

  • «Una voluntad perfecta no se adapta a las circunstancias. En días buenos como en días malos queremos llegar a ser como Jesús y nada nos puede detener de querer lograrlo».

  • Discernir entre el bien y el mal de manera perfecta, no significa actuar como un niño por miedo al castigo, sino hacer el bien con madurez espiritual estando totalmente convencidos de ello.

  • Los siervos perfectos no sirvieron por intereses propios, sino que «siguieron a Jesús por amor».

  • El amor perfecto al prójimo significa que deseamos a todos, también a nuestro enemigo, «la misma redención que deseamos para nosotros».

  • Ser uno de manera perfecta no requiere que todos adoptemos la misma forma de vida o la misma opinión. Sino que: «Estamos de acuerdo: Jesucristo tiene razón. Su Evangelio es el camino correcto. Su camino es el único que lleva al Padre».

«Si lo hacemos», finalizó el Apóstol Mayor, «tendremos alegría perfecta en Cristo».

febrero 18, 2015

Autor: Andreas Rother

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