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En el cielo y en la tierra

noviembre 14, 2017

Autor: Oliver Rütten

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Comunión con Jesús, no recién en el cielo, sino también en la tierra. Dos Servicios Divinos seguidos brindando claridad sobre el futuro y el presente. Promesa divina y encargo de trabajo para los creyentes en detalle.

Finalizando su viaje a Sudáfrica en octubre, el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider celebró el martes por la noche, 17 de octubre de 2017, un Servicio Divino en George (Sudáfrica). «Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mateo 18:20), una palabra conocida que explicó el dirigente de la Iglesia en su prédica ante 1.500 concurrentes al Servicio Divino.

Jesús prometió que –después de preparar el lugar– vendría otra vez a tomar a los creyentes consigo; así informan los Evangelios. Esta promesa constituyó la base del Servicio Divino del domingo 15 de octubre en Claremont (Sudafrica). «Pero Jesús no habló sólo del futuro, cuando Él venga otra vez; también explicó lo que sucedería en el tiempo intermedio», expresó el Apóstol Mayor. A través del Espíritu Santo, Jesús ya está hoy entre los hombres. «Experimentamos la presencia de Jesucristo por medio de la actividad, el trabajo y la eficacia del Espíritu Santo».

Vivir a Jesucristo en el Servicio Divino

«‘Donde están dos o tres congregados en mi nombre…’. Se puede decir que es la primera definición de un Servicio Divino», dijo el máximo dirigente espiritual. «Cuando venimos al Servicio Divino, nos congregamos en el nombre de Jesucristo. Cada Servicio Divino comienza con: ‘En el nombre de Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo'».

Oír la voz de Jesús: «Por eso es importante para nosotros que nos santifiquemos para que el Espíritu Santo nos pueda ayudar a reconocer las palabras de Jesucristo. No sólo es tarea de los portadores de ministerio el santificarse; también es tarea de la comunidad». Es claro que no toda palabra de la prédica es palabra divina. Mas resulta importante reconocer: «Oye, esta es la voz de Jesucristo. Oye, este es su Evangelio. Oye, esto es para ti».

Orar en el sentir de Jesús: «Cuando nuestros deseos, cuando nuestras prioridades, cuando nuestros pensamientos concuerdan con los pensamientos y prioridades y deseos de Jesucristo, Él nos da la garantía: ‘Yo estoy en medio de vosotros y oro con vosotros'». Para una oración en el sentir de Jesús, es necesario el trabajo del Espíritu Santo; Él se lo enseña a los creyentes.

Vivir a Jesús en la Santa Cena: «Cuando celebramos la Santa Cena, podemos ver las hostias, podemos ver el pan y el vino. Pero detrás de ello está la presencia de Jesús». Y aún más: «Jesús está en medio de nosotros y nos dice: ‘¡Yo no estoy muerto! Yo soy el que vivo. Yo vencí la muerte y el infierno. Yo soy el Vencedor. Yo vengo otra vez'».

Vivir a Jesucristo en la comunión de los hijos de Dios

«Pero pienso que podríamos ampliar algo más el significado de esta frase. ‘Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos’ no vale sólo para el Servicio Divino» manifestó el Apóstol Mayor Schneider. También es una descripción de la comunión de los hijos de Dios.

Hacer tomar conciencia de la elección y la gracia: «¿Por qué pertenecemos a esta Iglesia? ¿Por qué pertenecemos a esta comunidad? Porque todos nosotros hemos sido llamados por Jesús», explicó el Director de la Iglesia. No es el creyente el que elige a Jesús, sino que Jesús se eligió al creyente. Él lo decidió y dijo: ‘¡Tú eres mío!’. El hombre recibe por gracia el Bautismo y se convierte en parte del pueblo de Dios. «¡Es gracia creer en Jesús, estar sellado y ser un hijo de Dios!».

Guardar los mandamientos y disfrutar la paz: «Es una maravillosa fuente de paz en la comunidad, si todos saben que estamos aquí por gracia. No nos lo hemos ganado, no lo hemos elegido, estamos aquí por gracia». No obstante, también existe una obligación: «Cuando fuimos bautizados, hemos prometido algo. Hemos prometido que renunciaríamos a nosotros mismos y que nos transformaríamos en la imagen de Jesucristo».

Reconocer a Jesús en el hermano y la hermana: «Cuando fuimos sellados, el amor de Dios fue derramado en nuestros corazones. Así tenemos la posibilidad de amar con el amor de Dios. Y recordamos: ‘En cuanto lo hicisteis a uno de mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis’. Jesús hablaba principalmente de aquellos que le pertenecen. No es todo el mundo», expresó el Apóstol Mayor Schneider. «Y lo que hacemos por nuestro prójimo, lo hacemos por Jesucristo. ¿No es una comunidad maravillosa, cuando cada uno es capaz de ver y saber a Jesús en su hermano, en su hermana?».

Anunciar juntos el Evangelio: «Tenéis una misión en vuestra comunidad. Sois un equipo conformado por Jesucristo, que trabaja conjuntamente para predicar el Evangelio y dar testimonio de Jesucristo. No lo podemos lograr solos. Lo hacemos juntos, en el nombre de Jesús».

noviembre 14, 2017

Autor: Oliver Rütten

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