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En el pulso del tiempo: la asamblea de Apóstoles

mayo 10, 2016

Autor: Andreas Rother

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Un corazón y un alma: bajo esta divisa están en Pentecostés tanto el Servicio Divino central como también la asamblea de Apóstoles. Pero mientras el primero queda abierto al público, la asamblea transcurre a puertas cerradas. ¿Qué pasa en ella?

Sobre la primera asamblea de Apóstoles informa el capítulo 15 de los Hechos de los Apóstoles. A esto se refirió el Apóstol Mayor Wilhelm Leber en el encuentro de Pentecostés 2013, mencionando que el concilio de Apóstoles de los comienzos del cristianismo muestra cómo se puede promover la unidad en la Iglesia. Aunque Pedro en aquel entonces fue el portavoz, no decidió todas las cosas por su cuenta, sino que les consultó a los Apóstoles.

Unidad en la doctrina

Promover la unidad entre los Apóstoles es una de las principales tareas del Apóstol Mayor. Lo describen los estatutos de la Iglesia Nueva Apostólica Internacional (INAI). Uno de los recursos para lograrlo son las asambleas de Apóstoles. Tales encuentros –en las más diferentes ocasiones– son tradicionales al menos desde 1905. Pero tienen un peso especial cuando se realizan en Pentecostés, precisamente cuando ya se está focalizado en la unidad de la Iglesia mundial.

En un marco muy grande –como concilios mundiales– las asambleas de Pentecostés se llevaron a cabo de 1990 a 2010 con un ritmo de tres años, la última en Ciudad del Cabo: 342 de los entonces en total 351 Apóstoles participaron de ese encuentro. En la agenda figuraban la nueva versión de los artículos de la fe, la nueva estructura del desarrollo del Servicio Divino y una votación sobre la revisión de los estatutos de INAI.

Enunciados programáticos

Desde que las asambleas de Apóstoles internacionales fueron reemplazadas por las asambleas de delegados, los encuentros de Pentecostés comprenden generalmente a los representantes de un determinado continente. Llevan la impronta de una alocución espiritual del Apóstol Mayor que también contiene claros acentos programáticos. Así fue en Pentecostés 2011 en Dresde (Alemania): «Básicamente tomamos en serio las voces críticas», dijo el Apóstol Mayor Leber en esa oportunidad en el contexto de los debates acerca de la nueva interpretación de Iglesia. «Y nosotros nos ocupamos de los contenidos de las voces críticas –mientras vaya», expresó mencionando los límites: «esto debe hacerse con objetividad».

Con el cambio en la conducción de la Iglesia, los enunciados programáticos constituyeron aún más el centro de atención. Como fue en Pentecostés 2012 en Colonia: «Quiero ser nuevoapostólico sin complejos y sin arrogancia», dijo el Ayudante Apóstol Mayor designado Jean-Luc Schneider el día previo a recibir su encargo. Y mucho más en Pentecostés 2013 en Hamburgo antes de la ordenación como Apóstol Mayor: «Como Apóstol y embajador en nombre de Cristo no luchamos por la supervivencia de la Iglesia Nueva Apostólica, sino por el Señor Jesucristo», dijo en vista del retroceso de la cantidad de miembros en Europa.

Objetivos concretos

«Este es mi programa para África», fue finalmente el anuncio del Apóstol Mayor Schneider en Pentecostés 2015 en Lusaka (Zambia). En el continente en el que vive más del 80 por ciento de los miembros de la Iglesia Nueva Apostólica, existen muchos desafíos. Entre otras cosas, se refirió al desarrollo económico y a la creencia en milagros.

Una gran parte de la mañana fue dedicada por el Apóstol Mayor al sistema de formación en África. «La formación de nuestros miembros aumenta constantemente. Esto ejerce sus efectos en el sistema de educación que tenemos dentro de la Iglesia». La formación religiosa debe mantenerse actualizada. «Les ruego, mis amados Apóstoles, priorizar estas dos tareas: instruid a los portadores de ministerio e instalad en todas las comunidades una escuela dominical para niños». Hasta ahora hubo pocas veces objetivos tan concretos en las asambleas de Pentecostés.

mayo 10, 2016

Autor: Andreas Rother

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