Dondequiera que haya habido innovaciones, él estaba justo en medio de ellas, aportando también su perspectiva internacional. Esto le permite tener una mirada retrospectiva especial. El Ayudante Apóstol de Distrito John Sobottka (Canadá) pasa a descanso ministerial este domingo.
Creció en el ámbito internacional: en 1964 la familia Sobottka emigró de Alemania a Canadá con Hans-Joachim que en ese momento tenía siete años. Se llevó con él algunas virtudes prusianas: puntualidad (cinco minutos antes de lo normal), orden (todo lo demás solo es tolerable en la bodega) y planificación (la vida se divide en planes de cinco años).
En el ámbito internacional estuvo activo tanto en la Iglesia como profesionalmente: desde 1981 acompañó al posterior Apóstol de Distrito Leslie Latorcai a la India, Sri Lanka, Singapur, Malasia, Tailandia y Myanmar (entonces Birmania). Y como ingeniero civil viajó por Canadá, los EE.UU. y Europa.
Activo en Asia y África desde hace 40 años
En el plano internacional, John Sobottka trabajó como Obispo (desde 2000), Apóstol (2002) y Ayudante Apóstol de Distrito (2003). Esto lo llevó a Pakistán, Bangladesh, Kenia, Uganda y la República Democrática del Congo, entre otros lugares. Desde 2009 fue responsable de Nepal, Ruanda, Chad, la República del Congo y la República Centroafricana. Y de un país cercano a su corazón: Camboya.
¿Cómo se llega a las personas en tantas culturas diferentes? “Tenemos que ser capaces de comunicarnos con ellas en su singularidad. Se trata de entender un poco su historia, dónde están y cuáles son sus visiones para el futuro”, dice en una entrevista con nac.today. Y luego se trata de “integrar en ello el Evangelio y mostrarles cómo puede funcionar con su historia, con su situación actual y también con sus expectativas para el futuro”.
Según sus propios cálculos, en los casi 40 años recorrió alrededor de 13 millones de kilómetros y estuvo en la carretera un promedio de 180 días por año. “Me encanta la infraestructura”, admite el graduado en ingeniería, que construyó iglesias, organizó la ayuda humanitaria y estableció programas de formación para portadores de ministerio y docentes.
Ayudar a provocar el cambio
Su perspectiva y su multilingüismo llevaron a John Sobottka una y otra vez a integrar las distintas comisiones de la Iglesia, en las que se trabajaba en desarrollos organizativos y de contenido. Así, participó en los principios guías “Servir y dirigir”, en la «Capacitación para los portadores de ministerio”, en la traducción al inglés del Catecismo y en el llamado grupo coordinador, la bisagra entre los grupos de trabajo y de proyectos, así como la asamblea de Apóstoles de Distrito.
La traducción del Catecismo le dejó una impresión duradera. En este pequeño grupo, dice, estaba claro desde el principio que desde el inglés comenzarían muchas otras traducciones, por ejemplo, en Asia. “A veces nos llevó medio día conseguir una frase correcta”, dice de su colaboración con el Obispo Sam Mueller. “Éramos una especie de antagonistas entre nosotros”, porque “creo en el conflicto. El conflicto puede ser a menudo la fuente de algo mejor que lo que se está haciendo en ese momento”.
Del Catecismo, el Apóstol Sobottka también saca una comprensión más profunda de los procesos de cambio en la Iglesia: “Una de las grandes cosas del Catecismo es el concepto de Iglesia. Los seres humanos somos imperfectos. La comunidad es imperfecta. La Iglesia visible es imperfecta porque está compuesta por personas imperfectas. Pero queremos reflejar la Iglesia invisible, la Iglesia como debe ser. Y como aún no hemos llegado a eso, para mí eso significa que obviamente necesitamos cambiar más”.