En foco 02/2025: Hacer el bien en medio del sufrimiento

Hacer el bien: ¿Cómo es esto posible cuando se experimenta el mal todos los días? El Apóstol de Distrito Tshitshi Tshisekedi (República Democrática del Congo Sudeste) da una respuesta en su contribución al lema anual 2025.

Para aquellos de nosotros que atendemos espiritualmente áreas donde prevalecen la inseguridad y la violencia en todas sus formas, parece una pesada carga hacer el bien. Esto se hace más posible cuando nos centramos en las siguientes palabras de Jesús a uno de los malhechores en la cruz, que resumen la idea de hacer el bien mientras estamos inmersos en el sufrimiento: “Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43).

Nuestra necesidad no puede ser una excusa para no hacer el bien a nuestro prójimo. “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Levítico 19:18) es la base de hacer el bien a los demás. El creciente egoísmo del mundo actual no debe tentarnos a transgredir el mandamiento del amor. Mientras tenemos tantos problemas que resolver, grandes preocupaciones de salud, inseguridad creciente, sin que la lista sea exhaustiva, apenas nos damos cuenta de que podemos ocuparnos de los demás. Tendemos a creer que nuestra necesidad es la cima de todo sufrimiento. Basta con entrar en contacto con nuestros semejantes para darnos cuenta de que nuestra condición es mucho mejor que la suya, habida cuenta del sufrimiento que padecen. No tenemos una escala de valores con la que podamos medir quién sufre más que el otro. Sin embargo, lo más importante es que nos comportemos según el ejemplo de nuestro Señor, entonces encontraremos motivos para hacer el bien en medio de nuestro sufrimiento:

– Enfocándonos en nuestro futuro en la nueva creación, encontraremos la fuerza para soportar nuestro sufrimiento presente y hacer algo bueno por nuestros semejantes para aliviarlos lo mejor que podamos.

• Dedicando tiempo a hacer el bien, por insignificante que parezca, incluso cuando sentimos que el mal está en aumento. No nos quejamos de la oscuridad, sino que cada uno aporta su propia luz.
• Esforzándonos por vencer el mal con el bien. Se trata del perdón y la reconciliación.
• Haciendo que el bien se contagie en nuestra familia y, si es posible, en nuestra comunidad.  
• Haciendo el bien hoy y ahora, incluso sin que parezca un rosario de buenas intenciones.

Como no es un producto que se pueda comprar en el supermercado, cada uno debe superarse a sí mismo para producir el “bien”, entonces será abundante y todos podrán beneficiarse de él.