«Alegría en Cristo» dice el lema del año, y no «alegría de Cristo» o «alegría por Cristo». ¿Cuál es la diferencia? A responder esta pregunta se dedica el Apóstol de Distrito Wolfgang Nadolny (Berlín/Brandeburgo/Rusia).
Naturalmente nos alegramos de Cristo y por Cristo. Sin embargo, esta formulación supone una cierta distancia entre Jesucristo y el observador. Uno mira a
Jesucristo y se alegra por Él o bien se alegra de Él y sus grandes obras. Nos
alegramos cuando leemos de Jesucristo en la Sagrada Escritura, cuando pensamos en el Novio de nuestra alma y tomamos conciencia de nuestro grandioso futuro.
Crecer unido a Cristo
Pero alegrarse en Cristo es mucho más que sólo alegrarse por Él o de Él. Observemos algunos enunciados de la Sagrada Escritura para que nos quede claro que «en Cristo» hay más que sólo alegrarse por Él y de Él.
El Apóstol Pablo escribe sobre la unidad en la Iglesia de Jesucristo: «…siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros… (Romanos 12:5). En esta imagen de la Iglesia de Cristo como un cuerpo queda un poco en claro lo que significa estar «en Cristo». Entonces uno crece unido a Él, vinculado con Él inseparablemente, uno adentro del otro.
Arraigarse en Cristo
En forma similar lo formula el Apóstol en su segunda epístola a los Corintios: «Y el que nos confirma con vosotros en Cristo … es Dios» (2 Corintios 1:21). Un cuerpo en el que cada uno de los miembros no esté incorporado firmemente, está muy limitado en sus funciones o incluso está muerto. Estar firmes en Cristo significa que tomamos vida, poder y fortaleza del Hijo de Dios y eso nos permite vivir.
«Si alguno está en Cristo, nueva criatura es» (2 Corintios 5:17). Ninguna persona se convierte en nueva criatura por mirar a Cristo, por alegrarse de Él o por Él. La nueva criatura está entrelazada con Cristo. Está arraigada en Cristo y aun así es independiente.
Vivir en Cristo
En su epístola a los Gálatas, el Apóstol Pablo describe una interrelación: «Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí» (Gálatas 2:20). Nosotros en Cristo y Cristo en nosotros.
Explica el retorno de Jesucristo en 1 Tesalonicenses 4, entre otros, como sigue: «… y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos…» (de los versículos 16-17).
Y aún un último pasaje. Es el saludo del Apóstol Pedro al final de su 1ª epístola, con la cual este artículo debe finalizar: «Paz sea con todos vosotros los que estáis en Jesucristo» (1 Pedro 5:14).
Foto: Daniel Rudolph