En foco 08/2019: ¡Los discípulos de Cristo son ricos!
Riqueza, completamente independiente de las condiciones de vida y de la cuenta bancaria. En la serie «Los Apóstoles de Distrito escriben sobre la consigna del año», Leonard R. Kolb (EE. UU.) menciona siete riquezas que posee cada cristiano.
También este año el lema anual abre una fuente inagotable de pensamientos espirituales. En el primer Servicio Divino del nuevo año ya hemos escuchado sobre la riqueza de Dios, sobre el mediador de esta riqueza, Jesucristo, y que el Espíritu Santo nos ayuda a alcanzar esta riqueza. Si queremos tomar parte de la riqueza de Dios, primero debemos creer en Jesús y después seguir con humildad su palabra y su doctrina, aplicar nuestros dones para servirlo, dejar de lado lo que no es importante para el reino de Dios, traer nuestras ofrendas por agradecimiento, confiar en Dios y aceptar a los que Él nos ha enviado.
Ahora asociemos estos aspectos con un enunciado del Apóstol Mayor tomado de su entrevista sobre estrategia de la Iglesia. Dijo:
«Nuestra tarea es hacer de las personas discípulos de Cristo».
Los aspectos mencionados arriba describen exactamente el camino del seguimiento a Cristo. Entonces, el que se esfuerza por seguir a Cristo, podrá tener parte en su riqueza.
Mas la historia va aún más allá. Como sus discípulos disfrutamos de un cierto estilo de vida, pues Cristo comparte su riqueza con nosotros. Y en el mismo se reflejan las características de un verdadero discípulo de Cristo, que
- entiende y conoce los profundos pensamientos de Dios y sus caminos.
- está seguro de que Cristo lo ama; esto le da tranquilidad.
- reconoce al gran mediador Cristo, quien estuvo dispuesto a asumir el castigo por el pecado y la culpa de los hombres.
- disfruta de satisfacción y serenidad, siendo igual para él si es rico o pobre en lo material.
- aprecia el renacimiento de agua y Espíritu como las arras de su herencia eterna.
- se alegra por el apoyo de los hermanos y hermanas en la comunidad.
- está seguro de que recibirá todo lo que necesita para alcanzar la meta de su fe.
Así equipados, los verdaderos discípulos de Cristo demuestran su seguimiento obedeciendo a los impulsos y el ejemplo de Jesús, así como a las indicaciones del Espíritu Santo.
Sienten una gran necesidad de compartir la riqueza que han recibido con sus contemporáneos y con el prójimo, así como hizo Cristo: haciendo el bien, perdonando a los que les causaron dolor y sufrimiento, ayudando a los necesitados y anunciando a otros el Evangelio de Jesús, que siempre es pertinente y apropiado. Hacen todo esto porque son discípulos de Jesús y están seguros de que no se vuelven más pobres si comparten su riqueza divina con los demás. Están seguros de que ya hoy y también en la vida futura solo experimentarán de Cristo alegría y cumplimiento.
Foto: Oliver Rütten