En foco 11/2023: Ejercer dominio sobre sí mismo
La ira no es buena consejera. Esto es lo que enseña la historia de Caín, que mató a su hermano Abel. Qué tiene que ver el lema el año con ejercer dominio sobre sí mismo en situaciones como esas, lo explica el Apóstol de Distrito Rainer Storck (Alemania del Oeste) en su artículo de En foco.
Servir y reinar con Cristo también significa reinar sobre sí mismo. Entre otras cosas, esto también tiene que ver con ejercer dominio sobre sí mismo. Mencionaré algunos pocos puntos en los que la falta de dominio sobre sí mismo ha llevado o puede llevar a consecuencias fatales.
- Siempre es necesario dominar los propios pensamientos. ¿Qué se mueve en nuestra cabeza? ¿Qué se mueve en nuestro corazón? Estos pensamientos, a su vez, dan lugar a las acciones. Sencillamente, no debemos permitir que cada pensamiento que llega a nosotros o que nos reclama algo, eche raíces permanentes en nuestro interior. A veces, los pensamientos turbios también pueden inhibirnos o desmotivarnos continuamente. El varón de Dios Sirach dice al respecto: “No te entristezcas a ti mismo y no te atormentes a ti mismo con tus propios pensamientos” (Sirach 30:22). Los versículos siguientes también hablan del tema.
- En el tercer capítulo de la epístola de Santiago, del versículo 1 al 12, se habla del poder de la lengua. Es muy interesante leer lo que se puede hacer con la lengua, es decir, con nuestra palabra, si no la dominamos. Una palabra es como una flecha que disparamos. Ya no podemos recuperarla, golpea a quien tenemos enfrente y no pierde su efecto. Me ha sucedido que, apenas pronunciaba una palabra, me daba cuenta de que estaba equivocada. Pero ya era demasiado tarde. A menudo, podemos reconciliarnos con el prójimo o aclarar el malentendido, pero a veces quedan heridas y cicatrices. Esforcémonos por dominar nuestro lenguaje y la elección de nuestras palabras.
- Caín ya no podía controlarse. Estaba tan molesto porque la ofrenda de su hermano Abel fue aceptada y el suya no, que atrajo a Abel al campo y allí lo mató. Desoyó por completo la advertencia de Dios: “Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él” (Génesis 4:7). Caín fue incapaz de dominar el pecado debido a su ira. ¡La ira no es buena consejera!
Podemos mejorar en estas cosas orientándonos hacia Jesucristo y dejando que Él reine en nosotros.