En foco 12/2017: Adoptar la postura correcta
Bajar al terreno de los hechos y dejar de lado todo aire de grandeza. El Apóstol de Distrito Rainer Storck (Renania del Norte-Westfalia) convoca a repensar nuestra posición y recién después dar gloria a Dios.
Cuando glorificamos a alguien, intentamos expresar que esa persona ha logrado algo especial o que nos ha regalado algo que nunca hubiésemos podido alcanzar nosotros mismos. Expresamos de cierta manera nuestra admiración, nuestro agradecimiento y también nuestra humildad.
Lamentablemente muchas veces nos sucede como seres humanos, que buscamos nuestra propia gloria. En esos casos se dice que alguien es «ávido de gloria». Lo que esto significa, lo encontramos en una parábola que informa el Evangelio de Lucas (Lucas 18:9-14).
Jesús describe aquí a dos hombres que fueron al templo a orar. Uno, un fariseo, destacó en su oración todas sus cualidades. No era un ladrón, ni un adúltero, ni un injusto. Era fiel en las ofrendas, daba lismosnas para los pobres e incluso ayunaba dos veces a la semana. Sin embargo, esa oración no era otra cosa que glorificarse a sí mismo. También se podría decir que ese hombre era ávido de gloria y quería exaltarse a sí mismo. Pero en Dios no halló aceptación.
Fue distinto el caso del publicano. Este seguramente también habrá tenido algún lado bueno, pero en su relación con Dios reconoció que no podía argumentar nada y sólo le presentó una petición, que fue: «Dios, sé propicio a mí, pecador». Esta humillación condujo finalmente a que fuese enaltecido por Dios.
Dar gloria a Dios, nuestro Padre, entonces también significa ubicarnos en el lugar correcto y nunca olvidar, y estar agradecidos, de que Dios nos concede una y otra vez gracia y misericordia.
También en este sentido quisiera llenar de vida el lema del año 2017.
Foto: Oliver Rütten