Hacerse algo bueno a uno mismo y dar algo al prójimo a cambio de nada. El Apóstol de Distrito Tshitshi Tshisekedi (RD Congo Sudeste) explica en su aporte algunos pensamientos sobre el lema del año 2020.
En su alocución de Año Nuevo, el Apóstol Mayor señaló: «El amor a Cristo nos hace libres para hacer el bien sin interés propio”. Hacer el bien sin interés propio significa aquí “sin contraprestación”. Hoy en día, las personas muchas veces siguen estando atrapadas por principios demasiado humanos, como “no hago nada sin un interés propio” o “actúo únicamente en beneficio de mis propios intereses”, y así sucesivamente.
La libertad en Cristo podría sonar así:
“La obligación de querer hacerse algo bueno a uno mismo”. ¿Cómo podemos aprender a entender que nos deberíamos hacer el bien a nosotros mismos y no solo a nuestro prójimo? Aquí no se trata de una vida plena, libre de preocupaciones materiales o de disfrutar de la mejor salud. Más bien, se trata del bien que le das a tu alma, del bien que te haces a ti mismo en tu vida de fe:
- Un día volveremos a nuestros lugares de reunión. Poder participar en los Servicios Divinos cuando esto vuelva a ser posible es un gran bien personal, un bien que podemos hacernos a nosotros mismos (Salmos 84:10).
- Cultivar la vida de oración en el hogar y en la familia. Esto es algo bueno que uno se hace a sí mismo (Mateo 21:22).
- Es un gran bien admitir las propias faltas y estar dispuesto a arrepentirse (Esdras 9:6).
- Hacer el retorno del Señor el centro de su vida espiritual es un gran bien (Santiago 5:7-8).
- Otro bien es mostrar más obediencia en la fe y al mismo tiempo, dudar menos y quejarse menos (1 Samuel 15:23).
- Reconocer las buenas obras de Dios después de nuestros sacrificios y ofrendas voluntarias es también un verdadero placer que uno debería permitirse (1 Crónicas 29:9).
Aquí no se pretende abarcar todo, sino que estos son solo algunos puntos para ilustrar el tema. Cada uno es libre de continuar su propia lista.
“Coraje para levantarse y acercarse al prójimo por propia voluntad, para hacerle el bien sin contraprestación alguna”. La regla es simple: Lo que quieras que alguien te haga, hazlo a tu prójimo y le enseñarás lo que haces de bueno (Lucas 6:31).
“Junto con nuestro prójimo nos comprometemos libremente a hacer el bien a la Iglesia”. Este es otro principio rector: La edificaremos y nunca la destruiremos. Por lo tanto, estemos dispuestos a colaborar en la edificación de la Obra (2 Crónicas 14:6).
Foto: ENA RD Congo