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En foco 18: La alegría que surge del agradecimiento

octubre 6, 2015

Autor: Charles S

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¿En qué se relaciona “la alegría en Cristo” con factores clave como el agradecimiento y la oración? Pensamientos del Apóstol de Distrito Charles S. Ndandula (Zambia, Malawi, Zimbabwe) en relación con el lema del año 2015.

Alegría y oración son dos factores clave, acerca de los que habitualmente no hacemos uso. Se dice: “El agradecimiento es la llave del corazón del dador”. Sin perjuicio de lo que podamos no tener, lo que nos sobran son motivos para estar agradecidos con nuestro Padre celestial.

A veces nos sentimos tan amargados sobre lo que ocurre a nuestro alrededor, que olvidamos agradecer a Dios por lo que ya nos ha dado. A veces nos comparamos con los que tienen más que nosotros, y olvidamos nuestro agradecimiento a Dios. Pero una actitud como esta bloquea la llegada de cosas buenas a nuestra vida. Es frecuente que a pesar de sentirnos agradecidos con Dios, nada cambie en nuestra situación del momento. Que le hayamos hecho un bien a alguien, no supone que nos ocurra algo a nosotros. ¿Dejaremos, entonces, de estar agradecidos? Pues no, estemos agradecidos y sigamos estando agradecidos por lo que tenemos.

Tenemos un objetivo maravilloso delante de nosotros: la vida eterna con Dios. Este es un motivo de agradecimiento eterno. Si conservamos la fe, no sólo viviremos por siempre, sino que además “seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es” (1 Juan 3:2). Seguir consecuentemente esta meta es placentero a Dios. Porque: “No me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada” (Juan 8:29).

El agradecimiento y la oración abren muchas puertas

Un corazón agradecido sabe de dónde provienen todos los dones buenos y perfectos. Sabe que provienen de nuestro Dios. “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” (Stg. 1:17).

Un Anciano de Distrito preguntó a su empleador si podía retirarse un rato antes de su lugar de trabajo para resolver algo en su Distrito de la Iglesia. Como no era la primera vez que lo pedía, sino que lo hacía habitualmente, el empleador le preguntó: «¿Acaso Dios también le paga a fin de mes? ¿No soy yo, acaso, el que le entrega el dinero?“ El Anciano de Distrito preguntó: “Mi Dios me paga todos los meses muy bien, y lo hace por su intermedio». Entonces, el empleador lo autorizó a salir.

Oremos cada día. A veces, Dios responde a nuestras oraciones de inmediato, pero en general este no es el caso. No renunciemos nunca, sino oremos sin cesar. El Señor responde a su manera y sólo cuando lo considera correcto. Quien ora es bendecido. Daniel siguió pronunciando su oración, incluso cuando el rey aprobó un decreto que castigaba orarles a otros. Pero Dios protegió a Daniel y un ángel mantuvo cerradas las fauces del león que intentaba devorarlo.

octubre 6, 2015

Autor: Charles S

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