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En foco 6/2017: Tener presente el tiempo

marzo 21, 2017

Autor: Urs Hebeisen

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Dar gloria a Dios. ¿Hay suficiente tiempo para hacerlo en la nueva creación, o? El Apóstol de Distrito Urs Hebeisen (Asia del Sudeste) descubre tres letras que brindan la respuesta. Algo exclusivo de la Biblia inglesa New King James.

Filipenses 4:20, nuestra palabra guía para este año, comienza en la versión de New King James, la traducción bíblica al inglés que se utiliza en nuestra Iglesia, con la palabrita «now» (ahora). Ahora debemos dar gloria a Dios, en este instante. No recién mañana, ni en algún momento en el futuro, ni al final de nuestros días, sino ahora. Es un llamado apremiante. Sea lo que hagamos, hagámoslo de una forma que sirva para gloria de Dios.

No puede ser, tal vez diga alguien ahora. Al fin y al cabo, no se trata sólo de hoy, sino de la eternidad que existirá para siempre. Sí claro, pero ahora tenemos que empezar. No nos podemos excusar diciendo que tenemos toda una eternidad por delante, en la que podremos dar gloria a Dios. Hoy, en el presente, vivamos para Dios, para que en el futuro podamos estar con Él.

En nuestro encuentro anual de los Apóstoles, los Obispos, los siervos de distrito y los dirigentes de la administración invité a todos a anotar qué significa para ellos personalmente, dar gloria a Dios. Como resultado hubo diferentes pensamientos, pero todos estaban de acuerdo en una cosa: dar gloria a Dios significa hacer la voluntad de Dios. Bien llevado al punto. Jesucristo no tenía otra meta que hacer la voluntad de su Padre. Él sabía que el Padre quería lo mejor para Él. También sabía que esto muchas veces está vinculado con sacrificios y renunciamientos. Renunciar a algunas cosas para hacer su voluntad. ¿Cómo podríamos dar mejor la gloria a Dios?

En la glorificación de Jesús, Dios el Padre pudo decir: «Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd» (Mateo 17:5). En el Bautismo de Jesús sonó un poco diferente: «Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia». Dios tiene complacencia en su Hijo porque Jesús glorificó a su Padre en todo su accionar, pensar y obrar. Nada podía separar al Hijo del Padre.

Un hermano escribió: «Si alguien dice de mí que yo soy bueno, esto también hace bien a mi Padre. Yo soy un hijo de Dios. Quiero hacer el bien y dar gloria a quien, de por sí, tengo que agradecerle todo».

Foto: Michal Voigt

marzo 21, 2017

Autor: Urs Hebeisen

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