En foco 8/2017: La fe es el fundamento
¿Dar gloria a Dios? A veces falta la alegría para hacerlo, por ejemplo cuando el miedo y el dolor distorsionan la mirada hacia lo divino. El Apóstol de Distrito Tshitshi Tshisekedi (RD Congo del Sudeste) conoce el manantial de fuerzas que brota siempre.
«Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?» (Juan 11:40). En la historia de la resurrección de Lázaro por el Señor tomamos conciencia del valor que tiene la fe en Jesucristo en nuestra vida como cristianos: nos capacita para dar gloria a Dios, nuestro Padre.
En nuestra vida cotidiana a veces acontece que somos atrapados por cosas que nos dañan, que nos hacen tener miedo del futuro, de modo que ya no tenemos motivo para dar gloria a Dios. Nuestra mirada a las cosas espirituales se nubla y corremos el peligro de tomar decisiones equivocadas que podrían ser muy perjudiciales para nuestra vida de fe.
La fe en Jesucristo es como una luz en nuestra vida de fe: nos hace capaces de reconocer los milagros espirituales que Dios realiza en nosotros. Para eso es necesario poner fe en las palabras del Señor, su doctrina y sus siervos.
No nos conformamos con creer simplemente, sino que lo escuchado también lo llevamos a la práctica. Jesús ama a todas las personas y nos quiere salvar a todos, a pesar de nuestra debilidad, a pesar de nuestra imperfección, lo reconocemos en el ejemplo del joven rico. En Marcos 10, parte de 21 leemos: «Entonces Jesús, mirándole, le amó» y en la historia de la resurrección de Lázaro: «Y amaba Jesús a Marta» (Juan 11: parte de 5).
La palabra del Señor debería estar profundamente arraigada en nosotros y no estar sujeta a fluctuaciones. No como en Marta, que antes todavía había dicho al Señor: «Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo» (Juan 11: parte de 27) y más tarde expresó: «Señor, hiede ya, porque es de cuatro días» (Juan 11: parte de 39).
«¿No te he dicho…?», nos dice el Señor. Él hoy aún habla con nosotros y seguirá haciéndolo, en cada encuentro que podemos tener con Él. Esforcémonos para aceptar la palabra de Dios con fe y ponerla por obra, para gloria de nuestro Dios y Padre.