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Entre lo familiar y lo explosivo

junio 25, 2020

Autor: Oliver Rütten

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Llenos de contrastes están los temas de los Servicios Divinos en el mes de julio: de la gracia llena de amor a la ley estricta, de la fiesta sagrada a la prohibición de matar.

Abrir el cofre del tesoro

El Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider compara la esperanza de vida eterna que tienen los creyentes con un enorme tesoro. Y añade: “Jesucristo trae la salvación no solo a los vivos, sino también a los muertos”. En el Servicio Divino en ayuda para los difuntos, la esperanza y la alegría constituyen el centro de la prédica basada en 1 Tesalonicenses 4:13-14. Esta convicción de fe, manifestó, no solo se refiere al futuro, sino también al presente: “Ya ahora los muertos en Cristo viven en un ámbito en el que reinan seguridad y paz. Y los otros muertos se encuentran en un estado de carencia espiritual más o menos acentuada, según estén cerca o alejados de Dios. Jesús los quiere salvar a todos, igual que a los contemporáneos de Noé», dijo el Apóstol Mayor.

Santificar el nombre de Dios

Por profundo respeto, ni siquiera mencionar el nombre de Dios. Esto se conoce del judaísmo devoto. El nombre de Dios como fundamento para guerras, violencia y discriminación. Constituye un hecho nada glorioso de la historia de la Iglesia. Pero: “No nos consideremos inocentes: en nuestras filas a veces también hay tendencias a tomar en vano el nombre de Dios para intereses privados. Esto puede ocurrir, por ejemplo, al querer impresionar demostrando gran devoción, pero en el fondo desear reconocimiento, honra y poder”, dice haciendo alusión al tiempo actual. Sin embargo, el segundo mandamiento no solo se refiere a tomar en vano el nombre de Dios, sino que también pide la santificación de lo que tiene que ver con Dios y su nombre. El segundo domingo de julio, el segundo mandamiento (Éxodo 20:7) es la base para la prédica y para una evaluación muy personal de nuestra propia situación.

Preservar la vida

El rechazo de la pena de muerte y la eutanasia, la evaluación del homicidio premeditado e imprudente. No se trata solo de increíbles asesinatos, sino de una visión integral de la voluntad divina y un manejo consciente y personal de los mandamientos en la vida cotidiana. Y los pensamientos del tercer domingo van un paso más allá: en la prédica sobre Éxodo 20:13 la prohibición de matar también se presenta como el mandamiento para preservar la vida. Y, asimismo, se vuelve muy práctica cuando dice: “Rechazamos toda forma de violencia, sea que ocurra en la sociedad, el matrimonio o la familia. Evitamos las peleas y alentamos la paz. Esto se aplica a nuestras acciones y a nuestras palabras, sea que las pensemos, digamos o escribamos”. Difícilmente podría ser más actual.

Respetar la propiedad

El cuarto domingo aborda la prohibición de hurtar: “Hurtar también es cometer fraude, evadir impuestos y vulnerar el honor, la reputación o la dignidad de una persona. En definitiva, el mandamiento dice que no se debe dañar a otros para sacar ventajas para sí mismo”. Y tantas situaciones cotidianas ofrecen una oportunidad para la reflexión: violación de los derechos de autor, hurto de cosas de poco valor, “toda forma de propiedad de otros”. –¿Qué dice la Biblia, qué dice Jesús sobre esto?– En la prédica sobre Éxodo 20:15 del cuarto domingo de julio, quedan claras muchas cosas.

Foto: Ralph – stock.adobe.com

junio 25, 2020

Autor: Oliver Rütten

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