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Equipamiento básico para una comunidad

agosto 24, 2015

Autor: Andreas Rother

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¿Que necesita una comunidad para vivir su fe? Las condiciones de vida son tan diferentes en todo el mundo, como lo es lo que los hermanos desean. ¿Pero qué es lo básico, realmente? Echamos una mirada a un proyecto en curso, cuyas respuestas son sorprendentes.

Un árbol en lugar del salón de la iglesia, una mesa como altar y en el mejor de los casos, un par de himnarios. Así es la situación en no pocas comunidades nuevoapostólicas, por ejemplo en los campos de refugiados de África del Este. Y sin embargo los hermanos y hermanas experimentan horas entrañables y de alegría en las comunidades.

«Una Iglesia en la cual personas llenas del Espíritu Santo y de amor a Dios, se sientan bien y orienten su vida en el Evangelio de Jesucristo, preparándose para su retorno y la vida eterna». Esta es desde 2007 la visión oficial de la Iglesia Nueva Apostólica. Y esta primera frase del Catecismo fue elevada al nivel de programa por Jean-Luc Schneider en Pentecostés 2013 inmediatamente después de su ordenación.

En la búsqueda de un equipamiento mínimo

Ya pocas semanas después quedó demostrado que este enunciado es más que hermosas palabras, en una entrevista con la revista «UF spezial». Allí explicó el Apóstol Mayor que para él, para hacer realidad la visión, también hay que tomar en cuenta el equipamiento estructural de la comunidad: «Tenemos que pensar qué necesita una comunidad nuevoapostólica como equipamiento mínimo para poder vivir y experimentar la fe nuevoapostólica», dijo.

No forma parte de ello ni siquiera un salón donde reunirse. «Tenemos muchas comunidades que se reúnen debajo de un árbol. Difícilmente podamos construir en todo el mundo una iglesia para cada comunidad». Lo que sí cuenta entre las necesidades básicas es: una Biblia, portadores de ministerio, hostias, el Catecismo, la publicación mensual «Pensamientos Guías para el Servicio Divino» y materiales de enseñanza para los niños.

Relevamiento de datos y propuestas de acción

Precisamente en esta cuestión la Iglesia Nueva Apostólica ya pone manos a la obra. En otoño de 2013 la asamblea de Apóstoles de Distrito encomendó a un grupo de trabajo la elaboración de una estrategia para fomentar el trabajo en las comunidades. A tal efecto se preparó un catálogo de criterios y se comenzó con el registro de las existencias. Se encuentran listos los primeros análisis, pero estos todavía deben ser ahondados.

Lo importante para la Dirección de la Iglesia es que la revisión permite derivar de ella sólidas propuestas de acción. Finalmente los conocimientos deben desembocar en programas de promoción concretos. «A mi parecer esto es viable sin menoscabar la vida de nuestras comunidades en Europa», había dicho el Apóstol Mayor Schneider ya en su momento en la entrevista con «UF spezial».

Aspectos sociales y organizativos

Así, en este tema tan central el Apóstol Mayor Schneider toma el relevo de las manos de su antecesor en el ministerio, Wilhelm Leber. Este había puesto en la agenda ya en 2008 la palabra clave «comunidades que se sienten bien» y esto desde un punto de vista humano más que organizativo: ¿Qué destaca a una «comunidad en la que las personas se sienten bien»?, preguntó entonces el Apóstol Mayor Leber en el «Calendario Nuestra Familia«.

Sus respuestas: un trato mutuo lleno de amor, una asistencia cordial a la comunidad, un círculo entusiasta de portadores de ministerio, «cada uno quiere ayudar al otro» y una conducta tolerante para con las diferentes preferencias e intereses. Y aquí el Apóstol Mayor manifestó una palabra de Pablo (de Filipenses 2:4), que todavía hoy es válida en términos de la comunión internacional: «No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros».

Photo: NAC South East Africa

agosto 24, 2015

Autor: Andreas Rother

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