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“Escucha a Dios y actúa ahora”

octubre 2, 2024

Author: Simon Heiniger

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Escúchalo

Dios nos habla, Él trabaja para nuestra salvación, y nuestra tarea es escucharlo, hacer su voluntad y anunciar su Evangelio incansablemente, incluso en tiempos de duda y obstáculos.

El sábado 20 de julio de 2024, los creyentes se reunieron en Tiflis (Georgia) para un Servicio Divino especial dirigido por el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider. El texto bíblico central fue: “Por amor de Sion no callaré, y por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salvación se encienda como una antorcha” (Isaías 62:1). Este pasaje bíblico fue el centro de la prédica, que hizo hincapié en el amor de Dios y su continuo trabajo por la salvación de la humanidad.

Dios no deja de amar

En su prédica, el Apóstol Mayor recordó: “Hagan lo que hagan las personas, Dios sigue amándolas, les habla y trabaja para su salvación”. Lo ilustró con el ejemplo de los israelitas en la época del profeta Isaías. Vivían en ciudades en ruinas y creían que Dios ya no escuchaba sus oraciones a causa de su infidelidad. Pero Dios respondió a través del profeta: “No, no es así. Os sigo amando y os hablo. Os envío al profeta que anuncia mi palabra”. Dios prometió reconstruir Jerusalén, aunque las personas no pudieran ver el progreso inmediatamente.

Dios actúa a pesar de nuestra imperfección

El Apóstol Mayor también se refirió a Adán y Eva en su prédica: “Recordad a Adán y Eva. Ellos dejaron a Dios, pero Dios siguió amándolos”. Explicó que incluso después de que los primeros seres humanos cayeran en el pecado, Dios cuidó de ellos, les proporcionó vestimenta y les prometió un Salvador. “Creó un plan de redención y empezó a trabajar para que la salvación se hiciera realidad. Por amor a Adán y Eva, Dios les habló y siguió trabajando por su salvación”.

La desgracia no es un castigo de Dios

Muchas personas piensan hoy que Dios las castiga por sus acciones o que las deja solas en su sufrimiento. Pero el Apóstol Mayor lo refutó con firmeza: “Dios no castiga a los seres humanos. Sigue amándolos y quiere su salvación. Les habla, pero ellos no lo escuchan”. Subrayó que el obrar de Dios sigue presente hoy en día: “Dios sigue asegurándose de que se predique su Evangelio”. Sin embargo, a menudo las personas no reconocen sus acciones porque ya no las perciben.

Permanecer en diálogo con Dios

El Apóstol Mayor hizo hincapié en lo importante que es perseverar en la oración, aunque a veces las respuestas de Dios permanezcan ocultas para nosotros: “No nos quedemos callados ni descansemos. Sigamos hablando con Dios”. Incluso si uno se encuentra en situaciones difíciles, es importante ser abierto con Dios: “Si tienes problemas con Dios –eso puede ocurrir–, Dios no se enojará contigo. Pero, por favor, habla con Él”. El Apóstol Mayor exhortó a los creyentes a llevar sus dudas y decepciones ante Dios: “Simplemente dile: ‘Dios, no estoy de acuerdo contigo. Dios, me has decepcionado’. Pero, por favor, habla con Él”.

Escuchar y aceptar la voluntad de Dios

Es igualmente importante escuchar la respuesta de Dios y estar dispuesto a aceptar su voluntad, aunque no siempre sea fácil. “Escucha lo que tiene para decirte y acepta su consejo. Recuerda que es el Dios todopoderoso. Lo que Él te dice es verdad”. El Apóstol Mayor recordó a los creyentes que Dios nunca está desprevenido: “Dios siempre tiene un buen consejo que es exactamente el adecuado para nuestra situación actual. Dios siempre tiene un camino para nosotros”.

Puede haber momentos en que las acciones de Dios no se puedan reconocer inmediatamente: “A veces pensamos que Dios está callado o que descansa. Pero Dios nos dice: ‘Yo te amo, y nada ha cambiado en mi amor por ti’”.

Estar dispuesto a cambiar

Otro punto clave fue la voluntad de desarrollarnos y cambiar en la fe. “Pase lo que pase, debemos ser siempre conscientes de que a través de un determinado acontecimiento, el Señor Jesús quiere ayudarme a ser semejante a Él”. Este desarrollo no es un proceso teórico, sino una tarea muy concreta y práctica: “Hazte sinceramente la pregunta: ‘¿Qué diría Jesucristo en esta situación? ¿Cómo reaccionaría Él?’”.

El mensaje es claro: “Deja que Dios te moldee”. Es tarea de todo creyente aceptar el obrar de Dios en su vida y cambiar para ser semejante a Cristo.

Los creyentes no deben hacerlo en silencio, ya que anunciar el Evangelio es una tarea esencial, independientemente de la reacción de quienes los rodean: “Seguimos anunciando el Evangelio de Jesucristo y profesando nuestra fe en Él. Seguimos trabajando en la Iglesia hasta que la Obra esté consumada”.

octubre 2, 2024

Author: Simon Heiniger

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