Esperanza en lugar de huida: alimentos, energía, educación
Guerra, terrorismo, hambre y pobreza. De esto huyen las personas provenientes del cinturón de la crisis en África, y su destino es cada vez más Europa. Qué hacer para ayudar a esa gente ya en su país de origen. El Evangelista de Distrito Jörg Leske, director comercial de la obra caritativa NAK-karitativ, en una entrevista.
Más de un millón de refugiados llegó en los últimos meses a Alemania. Sólo una pequeña parte de ellos procede África. Esto podría cambiar pronto.
Esta suposición básica influencia en la selección de nuestros proyectos desde hace años. El así llamado cinturón de la crisis atraviesa toda África (desde Nigeria, pasando por la República Centroafricana hasta Somalía y Eritrea). Reinan allí el terrorismo y las persecuciones, así como en Siria o Irak. Necesariamente para muchos la huida a Europa va a ser la última posibilidad para salvar su vida.
¿Cuáles son las causas de las condiciones que se viven en África?
Además de las causas históricas y políticas, las económicas son decisivas. En muchos países falta casi todo para poder alimentar suficientemente y abastecer bien a la población. A la par se produce un gran crecimiento de la población que supera ampliamente las posibilidades laborales, si es que existen. Un gran problema: no hay lugares de trabajo. Al sur del Sahara, ya hoy sólo una de cada cinco personas con capacidad laboral tiene un puesto de trabajo fijo. Si en los próximos diez años se agregan unos 100 millones de personas jóvenes, ¿qué pasará? ¿Dónde encontrarán esos jóvenes posibilidades para sobrevivir?
Los estados que hoy conocemos como los Tigres Asiáticos (Corea del Sur, Taiwan, Singapur…) estuvieron hace algunos años en una situación similar. Allí se encontraron soluciones. ¿Por qué no se logra lo mismo en África?
África está casi completamente apartada de la distribución mundial del trabajo y de las redes comerciales. Falta infraestructura y calificación. El sistema educativo es catastrófico. Sólo uno de cada tres niños en el continente finaliza la escuela primaria.
¿Cómo puede la población de África encontrar la salida de este dilema?
La solución es: enfocar dos de los problemas principales al mismo tiempo.
Los países de África deben ser entrenados para que puedan alimentar ellos mismos a su población. Para eso se necesita, además de los correspondientes programas alimentarios, una buena educación. Además debe proveerse una infraestructura adecuada (calles, administración pública y seguridad, sistema legal, bancos, provisión de energía, etc.).
El siguiente problema: al sur del Sahara, 85% de las personas no posee conexión eléctrica. Esto dificulta la producción y el crecimiento. La solución: utilizar las fuentes de energía renovable (sol, viento, agua y biogás) que este continente ofrece.
¿Qué pude mover una organización como NAK-karitativ para mejorar la situación en los países de África?
Un buen ejemplo de actividades mancomunadas es Sudán del Sur. Desde hace muchos años NAK-karitativ trabaja junto a los portadores de ministerio de Baja Sajonia que atienden espiritualmente ese país, para hacer accesible a las personas del lugar agua potable y asistencia médica básica, así como educación. A tal efecto fue instalada una planta de tratamiento de aguas, cuyo mantenimiento y funcionamiento es financiado hasta hoy por nuestras acciones denominadas de larga duración. Además, con recursos provenientes del Ministerio de Coparticipación Económica se erigió un centro de salud. El ensamble se completó con un jardín de infantes y una escuela primaria, ambos ubicados en el área protegida de Juba, donde también se encuentra la iglesia. Al lado de la escuela primaria se está construyendo una escuela secundaria que habilitará para asistir a la universidad y mejorará las posibilidades para conseguir un buen puesto de trabajo.
En Gambia, nuestra ayuda compete a otra área. Allí comenzamos con un proyecto que también para nosotros es nuevo. Su objetivo es mejorar la gestión pública de los residuos. El camino hacia allí pasa por la eliminación de basurales, la construcción de contenedores para desechos y la explotación de lugares de recolección de basura. En primer lugar, los desechos orgánicos deben ser utilizados para la producción de biofertilizantes. Estos fertilizantes se pueden vender bien, pues con bajos costos ayudan a los campesinos a fertilizar sus campos. Si todo funciona bien, surgirá junto con socios competentes una planta de biogás para producir energía a bajo costo. Una ganancia grandiosa: promover la conciencia ambiental, los puestos de trabajo a largo plazo, el mejoramiento de la calidad de vida de la población.
Para el tema de la cadena de valor añadido existe un buen ejemplo en Zambia: en cooperación con la organización americana «Profit+» hemos iniciado un proyecto para el procesamiento de tomates y otros tipos de verdura y fruta. A partir de los tomates se hace pasta y ketchup, las verduras y frutas se secan. De esa manera, los alimentos se pueden mantener más tiempo. Las cosechas abundantes se pueden absorber dándoles utilidad. Los productos son vendidos en el mercado local y en supermercados. Ya están incolucrados más de 1400 pequeños agricultores que reciben capacitación en plantación de verduras y control de calidad de las cosechas. Al final del proyecto, se beneficiarán con el mismo más de 5.000 pequeños campesinos como proveedores de la planta de procesamiento.
Estas medidas mejoran directamente las condiciones de vida locales y ofrecen a las personas una perspectiva. Esto contribuirá a reducir la necesidad de huir a Europa.
Eine Langfassung dieses Interviews findet sich in der Ausgabe 11/2016 der Zeitschrift „Unsere Familie“.