Estar preparados cuando venga el Señor
En tiempos especiales, se necesitan respuestas especiales, dice el Apóstol Mayor. Una de ellas es: Preparémonos para la venida del Señor. ¡Esto nos dará seguridad en días inciertos!
“Es un momento especial, y ya me hicieron varias veces la pregunta: ¿Dios quería esto? ¿Por qué lo hace?”. Se refieren a las limitaciones impuestas por la lucha contra la pandemia del coronavirus. “No puedo creer que Dios lo haya querido”, respondió el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider a esta pregunta. Dios no quiere que las personas sufran, o que tantas personas mueran o estén en gran necesidad. Pero esta pandemia tampoco detendrá el plan de salvación de Dios. “Él se asegurará de que cada uno de nosotros pueda continuar en el camino hacia el reino de los cielos, a pesar de la necesidad y el sufrimiento. Dios es fiel, podemos confiar en Él”.
Examinar nuestra relación con Dios
Su prédica en el Servicio Divino en Schwedt/Oder (Alemania) el 12.07.2020 se centró en la relación del hombre con Dios. ¿Cómo es mi relación con Dios? ¿Cómo es mi relación con la Iglesia? Cuanto más me ocupaba de ello, más pensaba en la palabra: “Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis” (Mateo 24:44). Es cierto que la venida del Señor no tiene nada que ver con la situación actual: “La pandemia definitivamente no es un signo del tiempo que anuncia la venida del Señor”. Por otro lado, sin embargo, el Señor también podría venir en este mismo momento. Así que es importante estar preparados para la venida del Señor también en este tiempo. “Entonces examinemos si estamos preparados para que el Señor venga hoy, en este momento tan particular”. Ese fue el punto de partida para las explicaciones del Apóstol Mayor sobre la palabra.
En primer lugar, se requiere tener la santificación necesaria, porque sin santificación no se puede entrar en el santo reino de Dios. Solo Dios puede santificar, lo hace a través del sacrificio de Jesucristo, por su gracia, por el perdón de los pecados, enfatizó el dirigente de la Iglesia. “Él nos santifica a través de su Espíritu Santo. Nos santifica con su palabra, con su verdad”. Pero el hombre también debe querer ser santificado. “Jesucristo dijo que la única manera de ser justificado es por la fe en Jesucristo”. Creer en Jesucristo es confiar en Él incondicionalmente. “Al que confía, que cree en Jesucristo, Dios puede hacerlo justo por la fe”.
Amor a Dios y al prójimo
¿Cómo se puede medir si uno está preparado para la venida del Señor?, preguntó el Apóstol Mayor. Jesús dio ejemplos concretos, por ejemplo, la parábola de la esposa y el esposo. En el Apocalipsis, el Señor habla del primer amor y de los que se han vuelto tibios. “Por lo tanto, debemos hacernos la pregunta: ¿Qué tan importante es mi encuentro con el Señor Jesús? ¿Qué tan importante es para mí el encuentro con Dios en la oración, en el Servicio Divino, en la comunión? ¿Qué tan importante es para mí el encuentro con mi Novio? ¿Qué tan importante es para mí la relación con mi Novio?”.
El Apóstol Mayor también se refirió al pecado, que nos separa de Dios: “¿Sufrimos por nuestro pecado, porque daña nuestra comunión con el Señor Jesús? ¿Sigo sufriendo por mi culpa, por mi pecaminosidad, o me he vuelto indiferente a ella?”. El que ama al Señor sufre cuando ha pecado, dice el Director de la Iglesia.
“El amor a Dios también es, naturalmente, el amor al prójimo”. Jesús oró por la unidad. “Unidad no significa que todos tengamos la misma opinión. Tendremos opiniones diferentes hasta el final. Tendremos diferencias, seremos diferentes. No se trata de abolir todas las diferencias, sino de superar nuestras diferencias para apreciarnos, ayudarnos y amarnos”.
Esperar la venida del Señor
Luego el Apóstol Mayor pasó al próximo punto: En la parábola de la viuda y el juez, Jesús habló de aquellos que esperan. “Estar preparado también significa esperar la venida de Jesucristo. Esto sigue siendo el punto central de nuestra vida. No puedo decir que espero la venida del Señor cuando para mí es una vaga posibilidad de un futuro lejano”. Estar preparado significa anhelar y tener prisa para estar eternamente con el Señor.
Humildad como un niño
El Apóstol Mayor siguió con otro ejemplo de la Escritura: “Jesús dijo que el que no se vuelve como un niño no podrá entrar en el reino”. Es decir, que no se trata de un mérito por décadas de trabajo. La salvación de Jesucristo es gracia pura.
“Estos son los tres elementos en los que uno puede medirse si está preparado para entrar en el reino de Dios: en el amor a Dios y al prójimo, en el anhelo por la venida del Señor y en la humildad”.