¿Qué tiene que ver la salvación divina con andar en bicicleta? Hay una respuesta a esta pregunta en el libro del antiguo profeta Miqueas. Se trata de los tiempos malos, la actitud servicial y una decisión clara.
Miqueas está rodeado de personas que se han alejado de Dios. Los poderosos abusan de su poder, los ricos se enriquecen a costa de los pobres. Jueces, sacerdotes y profetas son corruptos. Pero todo esto no pudo inquietar al profeta:
- “Mas yo a Jehová miraré,
- esperaré al Dios de mi salvación;
- el Dios mío me oirá” (Miqueas 7:7).
“Así era hace muchos, muchos siglos y, sin embargo, parece muy familiar, ¿verdad?”. El Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider lo dijo en el Servicio Divino del 26 de noviembre de 2022 en Orhei (Moldavia). “Hermano, hermana, tu salvación no depende de la situación de este mundo. Tu salvación depende de una sola cosa: tu relación personal con Dios. Esto es lo único que cuenta”.
Mirar al Señor
“Miremos a nuestro Señor Jesucristo en cada situación, porque esa es nuestra meta”, explicó el Apóstol Mayor. “Mira adónde quieres ir”, escuchó siempre cuando aprendía a andar en bicicleta. “Esto es aún más importante para la salvación de nuestra alma. No estamos ciegos, percibimos lo que ocurre a nuestro alrededor. Tampoco somos tontos, pero sí decididos en lo que respecta a nuestra meta. Sabemos dónde queremos llegar y nunca perdemos de vista nuestra meta”.
“Miramos a Jesucristo, en Él reconocemos el amor de Dios”, subrayó el dirigente de la Iglesia. “Cuando alguna vez no entiendas a Dios, mira a Jesucristo. Dios te ama como amó a su Hijo Jesucristo. No te ahorra sufrimientos, pero te da fuerzas para llegar adonde quieres”.
“Ya escuchamos lo que se dice en el mundo, lo que se escribe, lo que se muestra. Nos hacemos nuestros pensamientos. Pero lo más importante para nosotros es la palabra de Dios, el Evangelio, la enseñanza de Jesucristo. Nos pueden decir y explicar lo que quieran, para nosotros Jesucristo tiene la última palabra”.
“También miramos a Jesucristo porque es nuestro ejemplo. Especialmente en estos tiempos, es importante que nos ocupemos una y otra vez de la vida de Jesucristo”. Entonces uno se da cuenta: “Lo que estoy experimentando ahora, también lo experimentó Jesús. Él puede entenderme. ¿Cómo habría reaccionado Él?”.
“Luego miramos su galardón”. Y eso significa: “Nunca podremos hacer lo que hizo Jesucristo. Pero lo que el Padre le dio a cambio, quiere compartirlo con nosotros: la gloria de Dios”.
Esperar la salvación de Dios
“Esperar significa: esperamos con confianza”, dijo el Apóstol Mayor. «Dios quiere darnos el galardón de Jesucristo. Podría pedirnos mucho más. No lo hace. Dice: ‘Espero de ti que creas y confíes en mí, nada más’”.
“Esperamos y obramos. No nos limitamos a esperar que venga el Señor, sino que nos preparamos para su venida. Salgamos al encuentro del Señor. Estamos trabajando para asemejarnos cada vez más a Él”.
“Tenemos esperanza en la salvación de Dios. Sabemos que nunca podremos ser tan perfectos como Jesucristo. Pero esperamos su gracia”.
Dios oirá
“Jesucristo nos ha dicho cómo hacerlo: Si oramos en su nombre, podemos estar seguros de que Dios nos oirá”. Sin embargo, “eso no significa, por supuesto, como ya se sabe, que no digamos simplemente al final de la oración: en tu nombre”. Sino más bien, “oremos como Jesús ora por nosotros. Si adaptamos nuestra oración a sus pensamientos, podemos estar seguros de que Dios nos oirá”.
“Miremos juntos al Señor”, fue el llamamiento final del Apóstol Mayor Schneider: “Esperamos con paciencia su venida. Sabemos que cumplirá su promesa. Nos estamos preparando para ello y tenemos esperanza en su gracia. Aprendamos cada vez más a orar como Jesucristo. Entonces tenemos esta confianza: Dios me oirá”.