Durante muchos años, un Pastor del distrito alemán de Bochum se ocupó de la atención pastoral de reclusos. Visitaba y atendía a los reclusos en un centro penitenciario de la ciudad, en particular a miembros nuevoapostólicos.
Pastor Breitkreuz, usted es responsable del cuidado pastoral de las personas que cumplen una condena en el área de la Iglesia Regional Alemania Occidental. ¿Cómo surgió esto?
En el distrito de Bochum, llevamos más de veinte años realizando la atención pastoral penitenciaria. Viendo que no es fácil encontrar portadores de ministerio preparados para esta tarea, los tres siervos activos en esta labor me preguntaron ya hace 15 años si estaría interesado en apoyar a los presos en sus necesidades de fe. El Anciano de Distrito en descanso Albrecht me llevó entonces a un Servicio Divino en la prisión. Era el domingo anterior a un Servicio Divino en ayuda para los difuntos.
¿Qué sintió cuando entró por primera vez en una penitenciaría?
Aunque éramos un grupo de varios hermanos y hermanas, seguía sintiendo reparos. Contando al coro, al organista, al director de coro, al oficiante y los demás siervos, éramos unos 20 en total. Una vez dentro del edificio, las puertas se cerraron detrás nuestro. La sensación era opresiva y exactamente como se ve en la televisión. Era una sensación extraña.
Entonces decidió apoyar el trabajo pastoral en las cárceles. ¿Cómo podemos imaginarnos esta forma especial de atención pastoral?
Hay varios grupos de atención pastoral en la prisión, que son atendidos por voluntarios. Suelen ser personas con una formación especial, o Pastores o laicos de diferentes denominaciones. También hay grupos de estudio de la Biblia. Así que los presos tienen muchas oportunidades de recibir apoyo espiritual.
Nuestra Iglesia ofrecía un grupo de conversación los días martes, para el que los presos tenían que inscribirse específicamente en el grupo de la Iglesia Nueva Apostólica. Hablábamos de nuestra fe y respondíamos preguntas. Los presos que estaban interesados podían recibir una Biblia de parte nuestra. También ofrecíamos un Servicio Divino una vez al mes.
¿Qué tipo de delitos han cometido los reclusos de Bochum?
Los reclusos de Bochum han sido condenados por robo de bancos, asesinato, genocidio, violación, abuso de menores, fraude financiero y muchos otros delitos graves. También había traficantes de drogas. Uno podía encontrar todas las formas de delincuencia imaginables.
Esto parece un reto para alguien de afuera. ¿A qué dificultades se enfrenta en la atención pastoral?
El trabajo es estresante. Es diferente de la asistencia espiritual de tal o cual hermano o hermana en la comunidad, que se acercan y expresan lo que hay en su corazón. Aquí el nivel de comunicación es diferente y estamos de acuerdo en los valores fundamentales de nuestra fe, a diferencia de enfrentarnos a un completo extraño con valores y creencias completamente diferentes. Si el recluso es nuevoapostólico, las cosas van relativamente bien. Si la persona es un cristiano de otra denominación, podría ser un poco más complicado. Pero si la persona no cree en Dios en absoluto, se vuelve muy difícil.
Muchos de los reclusos de esta prisión proceden de otras culturas. Uno se encuentra con otras mentalidades, otros intereses, otras creencias, diferentes actitudes ante la vida y un sentido diferente de los valores fundamentales. Muchos de ellos prefieren hacer otra cosa que participar en nuestros encuentros de grupo cristiano. No quieren hablar de nuestra fe y nuestro futuro, del alcance de lo que Dios quiso decir cuando envió a su Hijo a la tierra. Estas personas apenas pueden entender este concepto. Entonces resulta difícil mantener una conversación si ni siquiera se puede hablar de los fundamentos de la fe cristiana con los reclusos.
¿Hay algo en particular que haya experimentado en su trabajo pastoral?
Algo que recuerdo fue cuando distribuimos allí la revista en alemán de la Iglesia, Unsere Familie. En ese momento hubo un revuelo en la Iglesia Nueva Apostólica cuando un preso en el tribunal sostuvo la revista de la Iglesia delante de su cara para esconderse y evitar que los periodistas le sacaran una foto. Más tarde se publicó un informe en «Unsere Familie», en el que se explicaba que hacíamos trabajo pastoral en las cárceles. Pero esto fue antes de mi actividad, hace unos 20 años, creo.
Antes de distribuir las revistas en la prisión, siempre sacábamos las páginas que contenían los anuncios, en los que también aparecían anuncios personales, los llamados anuncios de “corazones solitarios” (N. del T.: disponible en la edición alemana de la revista). Una vez me llevé mi propio ejemplar de la revista y se lo di a uno de nuestros hermanos que cumplía una condena. Había olvidado sacar la sección de anuncios. Después de leerla, le escribió a una hermana que había puesto un anuncio. Así se conocieron y se enamoraron. Cuando salió de la cárcel, se acercó a mí y me preguntó: «Escucha, Andreas, ¿puedes ser nuestro padrino?» Le dije: «Me encantaría». Así que un domingo viajé a Bonn con mi esposa para la boda. Conduje el Servicio Divino y realicé la ceremonia de la boda. Fue muy especial.