¿Fe en ídolos, fe farisea o fe en Cristo? La respuesta a una pregunta sencilla muestra dónde nos encontramos. Y el Apóstol Mayor deja claro lo que realmente importa.
“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?”. El Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider planteó esta pregunta formulada a Marta, en Juan 11:25-26, a los casi 2.000 creyentes reunidos en un Servicio Divino celebrado el 4 de mayo de 2025 en Saurimo, Angola.
Las tres formas principales de fe
En la Biblia hay “muchas formas de fe”. El Apóstol Mayor se centra en tres de ellas y deja claro que solo hay una fe verdadera.
La fe en ídolos: Dios eligió al pueblo de Israel “para que fuera una bendición para todos los pueblos. En agradecimiento, debían guardar los mandamientos”. Esto les resultaba difícil, especialmente el primer mandamiento: “Yo soy tu Dios, no tendrás otros dioses”. Sin embargo, lo peor era que trataban a Dios como a un ídolo. “Cuando necesitáis ayuda, venís a mí y me traéis ofrendas y adoración. Mientras no me necesitáis, no venís”. El pueblo intentaba comprar la ayuda de Dios.
La fe de los fariseos: Los escribas y los fariseos estaban muy centrados en el cumplimiento de los mandamientos y la voluntad de Dios. Dios debía bendecirlos y “darles la felicidad en la vida terrenal”. Sin embargo, “no cumplían los mandamientos por gratitud a Dios, sino por cálculo”. Llegaron incluso a pensar que “habían sido enviados por Dios para castigar a los pecadores. Habían entendido totalmente mal a Dios”.
La fe en Cristo: “Creemos que Dios es amor”, explica el Apóstol Mayor. “Creemos que Dios quiere llevarnos a su nueva tierra. Quiere darnos la vida eterna en su reino”. Importante: “No podéis ganarla. Solo podéis alcanzarla por gracia. Es una fe completamente diferente”, subraya. “Los mandamientos se cumplen, no por cálculo, sino por amor”.
Examinarse: fe y obras
“Así pues, hermano, hermana, ahora tienes la elección. ¿Cómo está tu fe?”, pregunta el Apóstol Mayor. Cada uno debe examinarse a sí mismo. “La fe tiene efectos y se mide por nuestras obras”.
Obras de idolatría: “Hay cristianos que acuden a Dios cuando necesitan algo”. Si Dios no los ayuda, se van a otro lado. Si les va bien, no necesitan a Dios. “Estos cristianos tratan a Jesucristo como a un ídolo”.
Obras de la fe farisea: Hay cristianos que respetan los mandamientos, son obedientes y asisten al Servicio Divino. El dirigente de la Iglesia explica: “Cuando venimos al Servicio Divino, traemos nuestra ofrenda, servimos al Señor para recibir la bendición. Esperamos algo de Dios. Todo gira en torno a lo terrenal”. Y si Dios no ayuda, “entonces tengo que hacer más por Él”. Pero “lo que haces, no lo haces para Jesús: lo haces para ti”.
Obras de la verdadera fe: “Nuestra relación con Jesucristo es más importante para nosotros que nuestros deseos en la vida terrenal. Lo que hacemos, lo hacemos por gratitud y por amor a Jesucristo”, subraya el Apóstol Mayor y añade: “Creemos que Jesucristo es la vida eterna y la resurrección”. Él murió por nosotros, quiere compartir su gloria con nosotros. “Queremos ser como Él”. Por eso servimos, vencemos, resistimos al pecado, amamos a Dios y al prójimo como Jesús. “Porque Él era el hombre como Dios quiere que sea el hombre”. Para lograrlo, “necesitamos la gracia, no podemos llegar a ser tan perfectos como Jesucristo”, dice el dirigente de la Iglesia. Si somos humildes, arrepentidos y perdonamos al prójimo, Dios nos concederá su gracia y podremos entrar en su reino. “Hermanos, esta es la verdadera fe de los cristianos”. Y hace un llamamiento a seguir el consejo del Apóstol Pablo: “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe” (2 Corintios 13:5).







