Pruebas de resistencia: tarde o temprano y de una u otra manera, cada persona las tiene que afrontar. En tal caso es importante saber cómo se pueden obtener las fuerzas necesarias para ello. He aquí algunas indicaciones que provienen de un Servicio Divino del Apóstol Mayor.
En Francia y Bélgica se habían conectado más de 4.000 participantes a la transmisión por video del Servicio Divino del 12 de junio de 2016 en Metz, Francia. El texto bíblico citado, en esta ocasión versaba: “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”. (1 Corintios 10: 12-13)
El Apóstol Pablo advirtió a los corintios que no siguieran el ejemplo de los hebreos, que murieron en el desierto por caer en la tentación, comentó el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider. “Las tentaciones divinas son pruebas de resistencia. Dios puso a prueba a su pueblo, no para hacerlo sufrir, sino para darle la oportunidad de crecer en la fe”.
El presidente de la Iglesia mencionó cinco pruebas, que hoy deben superar los creyentes:
- El agradecimiento: Dios le dio maná a su pueblo en el desierto, el que muy pronto se hartó de aquel “austero alimento”. Hoy Dios también nos da una y otra vez lo que es necesario para vivir, aunque no sean riquezas. “Quien está agradecido con Dios, quien reconoce su gracia, tendrá paz en el corazón».
- La madurez: Cuando Moisés subió a la montaña, Israel experimentó cierta libertad por primera vez. “Pero el experimento salió mal, porque el pueblo se condujo de manera totalmente inmadura”. Ante este trasfondo, la pregunta: “¿Mostramos nuestra madurez espiritual o aprovechemos la libertad para alejarnos de Dios?”
- La paciencia: Moisés permaneció en la montaña un buen rato con Dios, de modo que los israelitas finalmente dijeron: “¡Este no volverá!” Y hoy: “Viviremos períodos, en los que creeremos no saber donde está Jesús. Tengamos la paciencia necesaria para poder decir: Jesús me ayudará; Él retornará. ¿Lo estoy esperando realmente?”
- La confianza: Cuando Israel llegó a la frontera con la tierra prometida, el pueblo pensó que sería imposible conquistar estas tierras. Hoy, según dijo el Apóstol Mayor, la pregunta es: “¿Cómo he de alcanzar la meta en condiciones como estas?” «No se trata de las condiciones, sino pura y exclusivamente de la confianza en Dios. Confiad en Él y todo será para bien”.
- La perseverancia y firmeza: En la tierra prometida, los hijos de Israel se adaptaron al entorno y abandonaron a Dios para seguir a otros dioses. “Si nos dejamos contagiar por pensamientos contrarios a Dios, pronto dejaremos de ser felices en la Iglesia y no nos podremos desarrollar en nuestra fe”.
“Estas son pruebas a la que Dios expuso a su pueblo”, expresó el Apóstol Mayor. “Todo lo que experimentáis es totalmente normal, porque todas las personas experimentan lo mismo”. Pero también hay una promesa maravillosa, dada a la comunidad, expresó. “Dios no pone freno a la tentación, sino que multiplica las fuerzas que nos facilita poder resistir a ella».
“Dejadme, simplemente, mencionar tres de estas fuerzas”, señaló el Apóstol Mayor Schneider:
- Estas son, primero, la palabra y la Santa Cena. ¡Crece en la fe y te fortalecerás!”
- “La segunda fuerza que Jesús nos transmite a través del Espíritu Santo es la más hermosa y es mi fuerza preferida, que es el amor. Cuando mayor es este amor en nosotros, tanto más fuertes somos».
- “La última fuerza que nos da Jesús es la comunión entre hermanos y hermanas. La fuerza de la comunión no radica en el número de fieles, sino en la intensidad de su amor a Dios y al prójimo”.
“Dios siempre nos dará todos los dones que necesitamos”, explicó el Apóstol Mayor, para finalizar. “Sólo que Él no los dona a cada uno de nosotros individualmente, sino en forma colectiva. Los coloca en nuestra comunión. Si permanecemos en ella, podremos resistir al diablo, perseverar, permanecer firmes y vencer con Cristo».