En un Servicio Divino, el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider mencionó un motivo perdurable de gozo: Dios ama a sus hijos como ama a Jesús. Cómo se manifiesta esto y cómo podemos participar de este gozo.
Hacía solo unos días que había pasado la Pascua cuando el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider celebró un Servicio Divino en Sarandí (Argentina), donde retomó una vez más la alegría de la Pascua. Recordó la resurrección de Jesús y los encuentros que todavía hoy podemos tener con el Resucitado. “Y ahora Jesús está ante mí y es verdaderamente mi deseo para todos nosotros que podamos experimentar esta tarde la presencia de nuestro Señor en palabra y Sacramento”.
Las palabras de Jesús que sirvieron de base para este Servicio Divino vespertino del 4 de abril se encuentran en Juan 15:9 y 11: “Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido”.
Como ama el Padre al Hijo…
El Apóstol Mayor utilizó ejemplos para mostrar cuánto ama Dios, el Padre, a su Hijo:
- “Lo protegió y lo fortaleció: cuando Jesús tuvo hambre, Dios le proporcionó alimento. Cuando necesitó consuelo, Dios envió a los ángeles para consolar a Jesús”.
- “Dios dijo a Jesús: ‘Tú eres mi Hijo amado’. Se lo dijo cuando fue bautizado y lo repitió en el Monte de la Transfiguración”.
- “Jesús pudo experimentar el amor de su Padre porque dijo: ‘Si pido algo a mi Dios, mi Padre, me lo dará. Él oye mi oración’”.
- “Dios no lo preservó del sufrimiento ni de la muerte, sino que estuvo con Él en el sufrimiento y la muerte, y le dio la fuerza que necesitaba para superarlos”.
- “Por su amor a Jesús, Dios también lo resucitó de la muerte y le dio un cuerpo nuevo, el cuerpo de resurrección. Le dio todo el poder en la tierra y en el cielo, y lo condujo a su reino”.
… así es como ama a todos sus hijos
“Y ahora Jesús nos dice: ‘Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado’”, dijo el Apóstol Mayor. “Y eso es sencillamente increíble, porque Jesús era perfecto”. En contraste con los seres humanos: “Nosotros no somos perfectos para nada. Somos débiles pecadores. Hemos prometido cien veces: ‘Dios, haré esto’. Y no lo hemos hecho”. Y, sin embargo, “Jesús nos proporciona lo necesario para nuestra vida diaria. Él nos protege”. Y “mediante su sacrificio, el envío del Espíritu Santo y el envío de los Apóstoles, nos ha dado la oportunidad de convertirnos en hijos de Dios. Y a través del Espíritu Santo, nos dice: ‘Tú eres mi hijo amado’”. Podemos experimentar este amor de Dios. Él responde a nuestras oraciones porque nos ama”. Sin embargo, al igual que Jesús no quedó preservado del sufrimiento, los creyentes de hoy tampoco quedan preservados. “Pero a través de su palabra y de la Santa Cena, nos da la fuerza para superar el sufrimiento”. Y habrá más pruebas del amor de Dios en el futuro: “Por amor, nos dará el mismo cuerpo de resurrección, la misma gloria que dio a Jesús”.
Cómo permanecer en el amor
Solo hay una condición: “Como sabéis cuánto os amo, permaneced en mi amor”, dice Jesús. Esto quiere decir:
- “Debemos creer en el amor de Dios. Esto significa que tenemos que confiar en Él”.
- “Pase lo que pase, mi primera preocupación es que quiero conservar mi amor y mi relación con Jesucristo. Tengo que estar cerca de Él. Necesito experimentar su presencia y su cercanía porque lo amo y quiero permanecer en este amor”.
- “Nuestra motivación para servir al Señor no depende del éxito. No lo hacemos por los seres humanos, por nuestra fama, por tener éxito, por cobrar un sueldo. Lo hacemos porque Jesús nos ama y porque lo amamos”.
- “Si otras personas os hacen daño, os atacan, os hacen el mal, entonces seguid permaneciendo en el amor de Cristo, seguid orando por su salvación, también y especialmente por aquellos que son vuestros enemigos”.
Esto significa gozo
“Y si hacemos esto, el gozo de Jesús permanecerá en nosotros”, prometió el Apóstol Mayor. “El gozo de Jesús es que Dios, el Padre, está siempre conmigo”. Ya hoy nos podemos gozar de que:
- “Jesús dijo: ‘Si hacéis la voluntad de mi Padre, si guardáis los mandamientos, entonces vendré con mi Padre y me quedaré con vosotros, y experimentaréis nuestra presencia’”.
- “Nuestro gozo es que, aunque el diablo quiera juzgarnos, no tiene motivos para hacerlo, porque nos han sido perdonados nuestros pecados. Claro, sufrimos por el mal, sufrimos por todas las cosas malas que suceden en el mundo, pero tenemos su gozo en nuestro corazón: al final de la historia, ¡Jesús gana!”.
- “Las bodas con Cristo tendrán lugar pronto y entonces estaremos con Cristo en la eternidad”.
“Claro, no podemos cantar un aleluya todos los días”, admitió el Apóstol Mayor. “A veces lloramos y sufrimos. Pero eso no es un obstáculo para que el gozo de Cristo viva en nuestro corazón. Y este gozo permanece, pase lo que pase. Este gozo no depende de lo que ocurra ahora en nuestra vida. Y en el retorno de Jesucristo, nuestro gozo será absolutamente cumplido”.