Pentecostés y Viena representan dos hitos de la historia nuevoapostólica: la primera Asamblea de Apóstoles internacional y la primera transmisión internacional de un Servicio Divino. Un viaje en el tiempo que nos lleva al año 1990.
Hier ist Wien – Here is Vienna – Ici Vienne: el 3 de junio de 1990, en los televisores de 830 comunidades distribuidas en 17 países del Europa Occidental y Oriental parpadeaban las palabras “aquí Viena” en diversos idiomas. Por primera vez se transmite un Servicio Divino festivo a tantos lugares. Durante las próximas décadas, este tipo de transmisiones sería la marca característica de los sucesos de Pentecostés de los hermanos y hermanas en la fe nuevoapostólicos.
“El día de hoy hemos escrito un capítulo de la historia apostólica», decía el Apóstol Mayor Richard Fehr hacia el final del Servicio Divino. Pero con estas palabras no se refería a una asamblea virtual vía satélite, sino al encuentro personal en el lugar de realización. Era la primera vez que la Iglesia Nueva Apostólica invitaba a la Asamblea Internacional de Apóstoles. A Viena se trasladaron 218 portadores de ministerio, es decir que salvo tres, asistieron casi todos.
Jungla de cláusulas y ensalada de cables
El jueves, tres días antes: “Solo es posible terminar la Obra de Dios en unanimidad”. De este modo, el Apóstol Mayor Fehr comentó a los Apóstoles la finalidad del encuentro al saludarlos durante la tarde. El Presidente de la Iglesia comentó que en todo el mundo había grandes diferencias culturales, y agregó: “Cada uno se atiene a su costumbre y respeta las formas del otro”. Puntualizó luego: “Seamos uno en Espíritu y en el sentir de Cristo”.
En aquel momento, todavía transmitían a pleno tres móviles. A las 9:00 todo había comenzado en Fráncfort. Recién en las primeras horas de la mañana del viernes llega el equipo de ayuda de Austria. Un par de horas de sueño deberán ser suficientes. Al despertar se ponen manos a la obra. El gran salón del Austria Center debe ser equipado con cinco cámaras, 30 micrófonos y unos 8.000 metros de cable, nada más ni nada menos.
Entretanto, ocurría un hecho histórico en la asamblea de Apóstoles: la Iglesia Nueva Apostólica Internacional (NAKI, por sus siglas en alemán) sucedía como persona jurídica a la Unión Internacional de Apóstoles. Los Apóstoles deliberaron y aprobaron el estatuto, los reglamentos bajo las leyes suizas.
Pruebas generales de éxito diverso
Para el equipo de transmisiones, en cambio, no todo marcha como los técnicos quisieran. La transmisión de prueba programada para las 12 se suspende. El segundo intento finalmente resulta exitoso. Cerca de las 18:20 se logra una imagen nítida; a las 18:45 también se logra que funcione el sonido. Uno de los principales obstáculos se había superado y los demás seguramente también se superen: al día siguiente.
Es sábado al mediodía: el tiempo apremia. A partir de las 14:00, el coro y la orquesta deberían estar en condiciones realizar sus ensayos generales del concierto de Pentecostés. Pero la tecnología rebelde se resiste a permitirlo: los cables son demasiado cortos, el radiotransmisor no funciona, la cámara panorámica no quiere arrancar. Cuando el Apóstol Mayor y los 218 Apóstoles ingresen al Austria Center cerca de las 16:00, la tecnología deberá funcionar de todos modos. La cámara uno acompaña y la dos enfoca cuando el Apóstol Mayor pasa al altar.
La obra musical que convierte este concierto en un hecho inolvidable es la composición para órgano y coro: “Do noche no habrá jamás”.
En décimas de segundos, 72.000 kilómetros
Desayuno al aire libre. El día de trabajo propiamente dicho del equipo de transmisiones comienza el domingo. A las 8:30 todos están en sus puestos, a las 9:00, el equipo completo respira profundo: la conexión satelital funciona y el Servicio Divino puede comenzar.
Son las 10:09: el Apóstol Mayor Fehr lee en voz alta la cita bíblica de 2 Corintios 13:13. Una antena parabólica de cinco metros de diámetro transmite imagen y sonido para que el satélite de comunicaciones “haga llover” la señal sobre Europa. Las antenas satelitales de 830 iglesias y capillas atrapan la señal.
Han transcurrido 0,27 segundos desde las 10:09: en los altares se han dispuesto las llamadas Tel-boxes, proyectores de pantalla gigante capaces de mostrar imágenes de 60 pulgadas. Exactamente 272.526 personas oyen y ven cómo el Apóstol Mayor comienza el Servicio Divino con las mismas palabras con las que lo finalizará. “…y la comunión del Espíritu Santo sea con todos vosotros”.