¿Qué papel desempeña el momento del Padre Nuestro en el Servicio Divino? ¿Por qué las oraciones se pronuncian libremente? ¿Por qué se toca el órgano suavemente antes del Servicio Divino? Las primeras liturgias de la Iglesia ofrecen respuestas a estas preguntas.
Heinrich Christian Friedrich Wachmann vino al mundo hace 180 años. Fue una de las personas a las que la Iglesia Nueva Apostólica debe la liturgia y el himnario. La participación en la producción de himnarios parecía un asunto familiar. Su hijo Friedrich Wachmann se casó con Eliese Sebastian, hija de Wilhelm Sebastian , quien unos años después publicó la colección de himnos “Himnario Apostólico junto a una breve introducción para el Servicio Divino”.
Después de Stechmann viene Wachmann
El concepto “Liturgia de Wachmann” es conocido por los miembros de la Iglesia Nueva Apostólica que se interesan por la historia. Con ella delimitan el libro publicado en 1895 con el extenso título de “La Liturgia. Libro de recogimiento para uso en todos los Servicios Divinos de la comunidad apostólica” de la llamada “Liturgia de Stechmann” de 1864. Lo que es menos conocido es el papel que desempeñó el panadero calificado y posterior Apóstol en su creación. El libro de liturgia se podía adquirir a través de él y lo más probable es que también lo hubiera compilado.
La prédica entra en escena
El libro de recogimiento lleva con razón el título de “Liturgia”, ya que contiene, al igual que su predecesor, la Liturgia de Stechmann, detalles del desarrollo de los Servicios Divinos en diversas ocasiones. Sin embargo, es mucho más breve.
En la liturgia de Wachmann no están formuladas completamente todas las oraciones; la tendencia es a la oración libre. El Padre Nuestro pasa del inicio del Servicio Divino a casi al final, antes del festejo de la Santa Cena; a su lugar hoy conocido. A partir de ese momento es la confesión de los pecados de la comunidad. Se omiten algunos cantos litúrgicos, himnos alternativos y lecturas bíblicas; el Servicio Divino en su conjunto se hace algo más corto. En esta nueva liturgia de Heinrich Christian Friedrich Wachmann, la prédica es más central y se convierte en la característica esencial del Servicio Divino.
Música en el Servicio Divino
En la edición de la liturgia de Wachmann se encuentran muchos más cantos que en la liturgia de Stechmann, concretamente 180. Están tomados del himnario evangélico y se cantan con melodías corales muy conocidas. Entre ellos hay también himnos litúrgicos y, por primera vez, himnos revivalistas americanos.
En la primera parte de este libro de recogimiento hay 32 cantos para el Servicio Divino normal y, una y otra vez, breves instrucciones para el siervo oficiante. Asimismo, hay cantos para las festividades de la Iglesia, desde Adviento hasta Pentecostés.
La segunda parte trata de los actos de Bautismo, Confirmación y casamiento. Hay tres cantos para cada uno e instrucciones sobre cómo realizar los actos. A continuación, bajo el título “Himnos de alabanza y agradecimiento”, hay más cantos, algunos de los cuales no tienen como contenido alabanza y agradecimiento.
La tercera parte, marcada como apéndice, ofrece cantos de comunidades eclesiásticas libres.
Por cierto, tocar el órgano suavemente antes del Servicio Divino no estaba prescrito en la Liturgia de Wachmann. Se desarrolló a partir de la necesidad de dar a conocer los nuevos himnos a los hermanos y hermanas, y de hacer que el espacio del Servicio Divino se destacara, al menos acústicamente, de la vida cotidiana, ya que los lugares de reunión de los primeros años eran a menudo graneros y salas de estar, o al menos eso se informa.
Foto: Zentralarchiv NAK Westdeutschland