Color del sitio web:

church.today

Homilética: el arte de predicar

17 01 2025

Autor: Dr. Markus Cromhout

Imprimir
Escúchalo

Está claro que la fe viene por oír la prédica. Pero ¿por qué algunos Servicios Divinos tienen un efecto poderoso y otros simplemente se desvanecen?  ¿Qué se puede hacer? La homilética, la doctrina de la prédica, ofrece indicaciones. Aquí una introducción.

La prédica ha sido y es uno de los fundamentos de la fe cristiana. Cristo mismo anunció la llegada del reino de Dios. Pedro hizo su gran prédica en Pentecostés. En sus viajes misioneros, Pablo predicó en muchas sinagogas de muchos lugares. Y dejó claro: “¿Y cómo predicarán si no fueren enviados?”. (Romanos 10:15). 

De manera similar, los portadores de ministerio de hoy, cuando son ordenados a través del ministerio de Apóstol, reciben la autoridad para anunciar la palabra de Dios. Es cierto que los artículos de los “Pensamientos Guía” ayudan a anunciar un mensaje unificado. Sin embargo, los portadores de ministerio son responsables de transmitir este mensaje de manera tal que los miembros puedan entenderlo e interiorizarlo. Esto se debe a que los portadores de ministerio deben tener en cuenta la diversidad cultural y social de sus oyentes. 

Problemas y soluciones

La prédica es un punto de contacto muy importante entre la Iglesia y sus miembros. Dependiendo de los dones y talentos del predicador, una prédica puede ser inspiradora y transformadora. O el mensaje puede perderse porque la prédica carece de un enfoque y una estructura claros.

La prédica es un medio por el cual el mundo vital del Evangelio debe interactuar y comunicarse con el mundo vital de los miembros. En la actualidad, el desafío de la prédica es que a veces no se entiende ni se aborda adecuadamente el mundo vital de los oyentes. Una formación básica en el arte de predicar puede ayudar a aliviar este problema.

Mensaje y relación

En los círculos profesionales, el estudio de la preparación y realización de prédicas se denomina “homilética”. Forma parte de la llamada “teología práctica”, es decir, llevar a la práctica concretamente las tareas espirituales. Incluye la asistencia espiritual personal, la enseñanza de religión y, por supuesto, la prédica. 

El término homilética se deriva del griego ὁμιλητικός (homilētikos). Originalmente significaba dirigir una conversación o pronunciar un discurso ante una multitud de personas. En un contexto cristiano, el término se refiere al arte de transmitir un mensaje espiritual. Se trata de una comunicación significativa que construye una relación con los miembros de la comunidad. 

En términos generales, la homilética abarca tres aspectos:

  • El primero es la exégesis, que es la interpretación y el análisis de los textos bíblicos en su contexto histórico.
  • El segundo aspecto es la estructura. Se trata de la estructuración que da forma a una prédica en un todo coherente y significativo, con el objetivo de que el mensaje sea claro y pueda desplegar su efecto.
  • En tercer lugar: la presentación. Se trata de utilizar diversas técnicas (por ejemplo, lenguaje corporal, tono de voz, estilo retórico) para cautivar a la audiencia.

Forma y función

Pero ¿acaso la prédica no procede del Espíritu Santo? ¿Por qué entonces el portador de ministerio necesita “formación”? Una respuesta se encuentra en el Catecismo: “La prédica en el Servicio Divino es un discurso espiritual que un portador de ministerio dirige a la comunidad, inspirado y entrelazado por el poder del Espíritu Santo” (Catecismo INA 12.1.6.1). Por tanto, la formación en los principios homiléticos no se refiere al contenido, sino a la forma. 

Un ejemplo de ello es cómo se preparan los Pensamientos Guía para una comunidad determinada. Una prédica en Europa no puede ser la misma que en África o en las islas del Pacífico. Una prédica para adultos no puede ser la misma que una para niños o jóvenes. Una prédica para un público que conoce la Biblia no puede ser la misma que una para novatos en la Biblia. 

Y esto es aún más difícil en un mundo cada vez más secular, multicultural y caracterizado por la tecnología y la ciencia, donde prevalecen la diversidad que genera confusión, la indiferencia ante el Evangelio y el cambio rápido, donde las personas creen conocer la verdad absoluta, celebran su individualidad y autonomía, y son adictas a las redes sociales y al entretenimiento. Es un contexto de desorientación y desarraigo, donde la masa de gente aislada es dirigida en cualquier dirección. ¿Cómo puede anunciarse eficazmente el Evangelio en un contexto así? 

Ir al encuentro y guiar

La homilética es, por lo tanto, una herramienta pedagógica que sensibiliza al predicador para dirigirse a la comunidad con mayor eficacia. Brinda al predicador la capacidad de unir la comprensión del mensaje con la comprensión de la realidad de la vida de la comunidad. En pocas palabras, se trata de ir al encuentro de las personas y guiarlas a Cristo. 

Y eso es exactamente lo que Pablo describió en 1 Corintios 9:20-22: “Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos”. Y “me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles”. Así que “a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos”.


Sobre el autor

El Dr. Markus Cromhout (nacido en 1972) es teólogo de la Iglesia Nueva Apostólica África del Sur y está activo como Evangelista en su comunidad. Estudió en la Facultad de Teología de la Universidad de Pretoria y es doctor en Nuevo Testamento. Además de obras académicas, también escribe libros de divulgación científica. Organiza seminarios sobre el tema de la “homilética” y aporta semanalmente contribuciones de fondo.

17 01 2025

Autor: Dr. Markus Cromhout

Imprimir