¿Son alarmantes las señales del tiempo? Y por ende, ¿es inminente el retorno de Cristo? La respuesta la brinda el Apóstol Mayor en su último texto doctrinario: Tales intentos de interpretación están condenados al fracaso. Aquí un resumen.
¿Ofrece la historia contemporánea una indicación clara sobre el estado de la historia de la salvación? ¿Tiene sentido buscar en las señales de la época la inminencia del retorno de Cristo? De esto trata el artículo publicado en «community» cuyo fundamento es un escrito que apareció originalmente en la edición especial 2/2018 de la publicación para portadores de ministerio «Pensamientos Guías».
La clave para la comprensión
Para el Antiguo y el Nuevo Testamento queda absolutamente claro que Dios se manifiesta a través de su obrar en la historia. Un acontecimiento central para la salvación es la liberación de Israel de manos de Egipto o bien la encarnación de Dios en Jesucristo.
Aunque formulaciones como «cuando vino el cumplimiento del tiempo» vinculan la historia de la salvación con la historial mundial, no se mencionan en absoluto las condiciones que se cumplieron y de qué manera. La clave para el conocimiento no se encuentra en evidencias objetivas, sino solo en la fe.
Esto también es válido para cuando hubo nuevamente portadores del ministerio de Apóstol. Si bien esto es una señal de que la historia de la salvación había entrado en una fase que en algún momento culminaría con el retorno de Cristo, lo puede percibir así solamente quien cree que el apostolado volvió a emerger en virtud de un acto divino.
En la búsqueda de evidencias
¿Qué señales anuncian el retorno de Cristo? Estas preguntas también se las plantearon los discípulos y Jesús las respondió con los así llamados discursos del tiempo final (Mateo 24/25, Marcos 13, Lucas 21). Como indicadores del fin se mencionan guerras, catástrofes, falsos maestros y persecución de los cristianos, pero también la prédica universal del Evangelio.
«Un análisis más detallado del texto mostrará que es imposible vincular su enunciado con eventos históricos concretos», aclara el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider:
- No recién hoy, sino ya siempre las personas consideraron los eventos de su tiempo tan terribles y únicos que se tomaron como presagios claros para el retorno de Cristo.
- A menudo, sin embargo, se miraba solo a Europa olvidando las catástrofes históricas que acontecieron en los demás continentes.
- Aquí y ahora nadie puede decir con certeza de que lo que pasamos nosotros es peor o más intolerable que lo que vivieron nuestros antepasados o lo que vivieron y todavía viven las naciones en otros continentes.
La conclusión intermedia del Director de la Iglesia es que «la totalidad de los hechos históricos es una indicación de que el retorno de Cristo es necesario».
Permanecer en la fe
«Se podría creer que la fe en el retorno de Cristo necesita verificación y confirmación», critica el Apóstol Mayor los intentos de identificar hechos históricos concretos como indicadores. Esto «sería como un voto de desconfianza en contra de la fidelidad de Dios a su promesa».
Pues la exigencia de señales contradice el testimonio del Nuevo Testamento. Así pues, Jesús rechazó claramente demostrar su autoridad ante los escribas y fariseos (Mateo 12:39). Y Pablo apuntó a la fe en lugar de la evidencia de los milagros y la argumentación (1 Corintios 1:22-23).
Cuán cerca o cuán lejos está el retorno de Cristo no lo podemos deducir a partir de los acontecimientos terribles que pasan en este mundo, enfatiza el Apóstol Mayor Schneider: «Lo que se requiere aquí es nuestra fe en el testimonio bíblico y en el apostolado. Permanezcamos en esta fe, que tiene su único fundamento en la promesa de Jesucristo».
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