El viejo Adán, un viejo conocido de muchas prédicas. Pero ¿es algo más que una frase vacía? ¿Quién sabe todavía lo que significa exactamente? Nuevos impulsos de un Servicio Divino con el Apóstol Mayor, incluyendo instrucciones.
Al final de la asamblea de Apóstoles de Distrito, el 20 de noviembre de 2022 el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider visitó la comunidad de Winterthur con todos los Apóstoles de Distrito y sus Ayudantes. Este Servicio Divino se basó en las palabras de Romanos 6:4: “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”.
El Apóstol Mayor comenzó hablando sobre canto del coro, que formulaba musicalmente la pregunta de Dios: “¿A quién envío? ¿Quién lleva mi luz?”. Y ahora, “¿nos necesita el Dios todopoderoso?”, preguntó el dirigente de la Iglesia, dando directamente la respuesta: “Por cierto que no. Este llamado no es para Él porque está necesitando ayuda. Este llamado es para nosotros. El Señor quiere darnos la oportunidad de probarnos a nosotros mismos si tenemos el mismo sentir que nuestro Señor y Maestro”.
Porque la actitud correcta es un requisito para poder entrar en su reino. Para ello, es necesario llegar a ser la imagen de Jesucristo y “despojarse del viejo Adán”. El Apóstol Mayor explicó lo que es típico del “viejo Adán” de la siguiente manera:
- no tiene fe ni confianza
- no es obediente y desea la independencia de Dios
- no tiene arrepentimiento ni comprensión
- ira y envidia
- falta de amor e indiferencia
Y explicó en detalle cómo uno puede “despojarse” del viejo Adán.
Fortaleza en la fe en lugar de desconfianza
Adán y Eva fueron creados a imagen y semejanza de Dios, pero no pudieron confiar suficientemente en Él. Este fue el primer paso hacia la caída en el pecado.
El Bautismo con Agua y con Espíritu brinda a los creyentes el fundamento para llegar a ser una “nueva criatura” y ser cada vez más semejantes al nuevo Adán, Jesucristo. Permanecer fuerte en la fe y con confianza en Dios no es un paseo, explicó el Apóstol Mayor Schneider. Es una lucha que durará hasta el final. También aquí Jesús sirve de modelo: “En la cruz, Jesucristo tampoco entendió por qué el Padre no reaccionaba. Estaba aturdido, pero tenía confianza“.
Obediencia en lugar de independencia total de Dios
“Adán y Eva querían decidir por sí mismos. Querían ser Dios ellos mismos y decidir lo que era bueno y lo que era malo. En otras palabras, no querían que se les dijera nada”. Así es como resumió su actitud el director de la Iglesia y preguntó: “¿Aún le permitimos al amado Dios decirnos algo?”.
No es suficiente con ser nuevoapostólico, asistir a los Servicios Divinos, ofrendar y orar. También debe haber desarrollo: “¿Y tu desarrollo personal? ¿Sigues trabajando? ¿Sigues luchando por la fe? ¿Sigues avanzando? ¿O hay un estancamiento?”.
Arrepentimiento en lugar de culpa
Cuando Dios se presentó a los seres humanos después de la caída en el pecado, Adán y Eva no reaccionaron con arrepentimiento, sino con acusaciones: “¡La culpa es de Eva!”, dijo Adán. “¡La culpa es de la serpiente!”, se disculpó Eva. Caín también reaccionó con reproches cuando su ofrenda no fue aceptada, mientras que Dios miró con agrado la ofrenda de Abel. Caín culpó a Abel y lo mató de acuerdo con el lema: “Si yo no tengo nada, él tampoco tendrá nada”.
“Esto está muy arraigado en el ser humano”, dijo el Apóstol Mayor: “Es mucho más fácil acusar y buscar culpables en los demás que admitir las propias faltas. El nuevo Adán, en cambio, se cuestiona a sí mismo y es capaz de arrepentirse y comprender. Se presenta ante Dios con la convicción de que necesita la gracia.
Amor en lugar de envidia
“Hay bastantes situaciones en nuestra vida, en nuestra sociedad, en este mundo, en las que nos enfrentamos a la injusticia”. La lista de injusticias es larga: pobreza y riqueza, enfermedad y salud, comunión y soledad. No hay explicación de por qué uno tiene más y el otro menos, dijo el Apóstol Mayor Schneider.
“La primera reacción es que uno envidia al otro”. La consecuencia de esta envidia es echar la culpa al otro. Como Caín, muchas personas hoy en día también se hacen pedazos en su envidia y se pierden en su ira contra Dios.
“Reaccionemos como el nuevo Adán, como Jesucristo”, invitó el dirigente de la Iglesia a la comunidad. “No hizo nada malo y fue condenado a muerte como el mayor de los criminales. Confió en Dios y amó a los seres humanos hasta el final”.
Interés por el otro en lugar de indiferencia
El Apóstol Mayor Schneider dijo que la falta de amor y la indiferencia eran típicas del viejo Adán y se refirió de nuevo a Caín y Abel: “¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? La tentación es muy grande y las personas dicen: Sí, bueno, a la otra persona no le va bien, pero ¿qué puedo hacer al respecto? No es mi culpa. Y, por cierto, tampoco puedo cambiar nada al respecto”.
En este egocentrismo, las personas se ponen cómodas y “se cruzan de brazos”. El hombre nuevo en Cristo tampoco puede cambiar el mundo, “pero podemos seguir amando, interesarnos por los demás. Podemos aliviar muchos dolores si amamos al prójimo y ayudamos en lo que podemos”.
El Apóstol Mayor dijo que la verdadera solución es que Dios quiere liberar a todos los seres humanos del mal: “Si difundo el Evangelio, si uso mi fuerza para que el reino de Dios llegue a su consumación, puedo contribuir a acortar el sufrimiento de las personas”.