Reconstruir la Iglesia primitiva fiel a la original para poder llevarla a la consumación como la Iglesia del tiempo final, fue el objetivo de las comunidades católicas apostólicas y también el de la incipiente Iglesia Nueva Apostólica. Pero, ¿funciona así en realidad?
Los padres fundadores del movimiento apostólico encontraron la estática de la estructura ministerial en Efesios 4:11: «Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros». Así surgieron los ministerios de Apóstol, Profeta, Evangelista y Pastor. Pero, un momento: sólo son cuatro. ¿Qué pasa con el quinto? ¿Dónde queda el maestro?
Cualquier cosa menos claro
La cantidad de cuatro proviene del reformador suizo Calvino, quien hace ya más de 300 años vio en ello un plan para proyectar una renovación. Sin embargo, llegó a ministerios completamente diferentes: Pastores, Maestros, Ancianos y Diáconos. Miró más allá de Efesios 4:11, por ejemplo a Romanos 12:8 y 1 Corintios 12:28.
Esto demuestra que este asunto no está tan claro en la Biblia, ni siquiera en la misma epístola a los Efesios, puesto que en los versículos 2:20 y 3:5 faltan los Evangelistas y los Pastores. Por lo tanto, se necesita echar una mirada amplia a todo el texto de la Biblia.
Apóstoles, Diáconos, dirigentes de comunidad
El único ministerio al que Jesús proveyó de autoridad es el apostolado (Lucas 9:1-2; Mateo 28:19; Juan 20:21-23). Hechos 6 informa que los Apóstoles transmitieron una parte de sus tareas llamando a hombres por imposición de manos y oración: el Diácono es el primer ministerio que surgió del ministerio de Apóstol.
El Nuevo Testamento conoce otros dos nombres ministeriales: Obispo (epískopos) y Anciano (presbýteros). La función de ambos es la misma: conducir la comunidad local. Esto se ve en Hechos 20:17 y 28, donde Pablo en Éfeso hace llamar a los «Ancianos» y después les habla dirigiéndose a ellos como «Obispos».
Dones en lugar de ministerios
El carácter del ministerio y los requisitos para sus portadores en algunos casos están descriptos con todo detalle: para el apostolado por ejemplo en 2 Corintios, para los Diáconos en 1 Timoteo 3:8-13, así como para los dirigentes de comunidad en Tito 1:7-8 y 1 Timoteo 3:1-7.
Para los Evangelistas y los Pastores de Efesios 4:11 faltan explicaciones de este tipo. Por ende, aquí no se trata de ministerios, sino de dones para la comunidad y en la comunidad. Esto también queda demostrado en 1 Corintios 12:28, donde se citan dones especiales sin que estén ligados con un ministerio.
La Iglesia en tres niveles
Los intérpretes están de acuerdo: en los tiempos neotestamentarios no existe una estructura ministerial definida. Esta recién se desarrolla a partir del segundo siglo después de Cristo. Entonces se separan el «Anciano» y el «Obispo». El Presbyter se transforma lingüística y sustancialmente en el Pastor con el foco en el Servicio Divino y el Sacramento. Y del episcopado surge la dirigencia de la Iglesia.
De esa manera, surge la división en tres, como es habitual desde aquella época en todas las estructuras jerárquicas de la Iglesia, tanto en la Iglesia Católica, la Ortodoxa o la Anglicana como en la Iglesia Nueva Apostólica: Apóstol o bien Obispo, ministerios sacerdotales y el diaconado.
Separación de ministerio y jerarquía
El hecho de que los niveles intermedios de la Iglesia Nueva Apostólica poseen menor naturaleza espiritual, se ve en las autoridades ministeriales. Por ejemplo en el Obispo no son otras que en el Pastor. Esto también lo dejó claro el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider, cuando en octubre de 2017 presentó un balance intermedio sobre el tema de la interpretación de ministerio.
Aquí se plantea la pregunta de «si la presente estructura ministerial todavía se adapta a las necesidades actuales de la Iglesia». Al fin y al cabo, cuentan más la comunicación, el tomar decisiones más fácilmente, el aprovechar la competencia individual y el considerar las circunstancias de vida en una sociedad de movilidad cada vez mayor acorde a los requerimientos de la época. «Es mi convicción de que hoy más que nunca necesitamos responsabilidades claramente definidas, tareas específicamente esbozadas y, ante todo, mayor flexibilidad», enfatizó el Director de la Iglesia.
Qué importante es para el Apóstol Mayor la separación entre ministerio y jerarquía, se ve una y otra vez en los Servicios Divinos: no puede aprovecharse la autoridad del ministerio para justificar decisiones concernientes a la organización. «No surgió en el trono de Dios, sino en tu cabeza», dijo el Apóstol Mayor en abril de 2017 en Guinea-Bissau. «Estas reglas las tenemos que poder explicar, deben tener una buena razón. Tenemos que poder convencer a la gente».
Foto: Oliver Rütten