En Wambel, una de las comunidades de la ciudad de Dortmund (Alemania), el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider predicó el 30 de mayo de 2021 sobre el amor de Dios por la humanidad y cómo puede ser nuestra respuesta a ese amor.
“Dios es amor” se afirma en 1 Juan 4:16: “Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él”. Dios es amor, así lo describe su naturaleza, su esencia, y está muy por encima del amor humano, comienza el Apóstol Mayor sus explicaciones. El amor es el término utilizado aquí para la relación entre Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. De qué nos sirve esto, preguntó el máximo dirigente de la Iglesia: “El Dios lleno de amor quiere llevarnos a nosotros, los seres humanos, a esta comunión. Y aquí es donde se vuelve interesante para nosotros: el Dios lleno de amor le dice al hombre: Ven, tú también debes tener comunión con nosotros, con Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”.
Impulso de comunión
Esto significa mucho más que vivir con Dios. No se trata solo de vivir en el cielo con Dios, sino de seguir viviendo en comunión con Dios. “Él nos ha dado de su Espíritu. A través del Santo Sellamiento hemos recibido el Espíritu de Dios, la vida de Dios. Así que realmente tenemos lo que es la naturaleza de Dios, ese amor. Dios nos lo ha dado, su vida. Esa vida debe desarrollarse en nosotros a través del desvelo, de la actividad del Espíritu Santo”.
Mirando hacia el futuro, el dirigente de la Iglesia preguntó: “¿Cuál será el resultado de ello?”. Su respuesta: Es una necesidad real el querer experimentar esa comunión con Dios. “Es un impulso real, entonces es parte de nuestra naturaleza:
- Queremos estar con Dios. Necesitamos escuchar a Dios, necesitamos hablar con Él, necesitamos experimentar su cercanía, necesitamos desarrollarnos para llegar a Él, ¡simplemente lo necesitamos! Ya no podemos prescindir de Él.
- Queremos hacer su voluntad, queremos hacer su obra, queremos serle agradables.
- No seremos como Dios, pero al menos creceremos a la imagen de Jesucristo. Entonces seremos –como Jesucristo– un ser humano hecho enteramente según la voluntad de Dios”.
Buscar la comunión ya hoy
Y el amor de unos a otros no debe faltar, insistió el Apóstol Mayor en su prédica. “Cuando este espíritu vive realmente en nosotros y se despliega, también nos convertimos en seres amantes. Así como Dios es el Amante, nosotros nos convertimos en amantes:
- Amamos a nuestro prójimo, deseando que él también tenga una relación así con Dios, que también tenga acceso a esta comunión con Dios.
- Amamos a nuestro prójimo y queremos ocuparnos de su salvación, de mostrarle el acceso a Dios.
- Lo ayudamos, lo consolamos, lo fortalecemos, y cuando lo hacemos no se trata de nosotros. No es: yo te amo, yo te hago el bien, sino que Dios te hace el bien a través de mí. Entonces se trata de Dios, ya no de nosotros. Esa es la gran diferencia. Hago cosas buenas para que puedas notar, sentir y experimentar que Dios te ama, hace el bien para ti”.
La comunión con Dios incluye la comunión con los demás. “Cuando estamos con Dios, no solo tenemos comunión con Dios, también tenemos comunión entre nosotros: comunión con los que están con Dios”. Esto es para lo que la Iglesia necesita prepararse hoy. Esto también es obra del Espíritu Santo. Se trata de la comunidad, de la Iglesia.
La vida en la comunidad es importante
Definitivamente hay una “tendencia” de egocentrismo. Se trata del propio bienestar, de los propios pensamientos: “¡Pero así no funciona!”. Como solitario, uno no entra en el reino de los cielos. La comunión con Dios también significa comunión con la comunidad de Dios. “Eso es lo que tenemos que aprender aquí, en el tiempo en que nos preparamos para la venida de Jesús. Por eso es tan importante la comunidad, la vida en la comunidad:
- Aquí, en la comunidad, en la Iglesia, podemos aprender a superar nuestras diferencias.
- En la comunidad, en la vida en la comunidad, podemos aprender a trabajar juntos, aunque seamos fundamentalmente diferentes.
- En la vida en la comunidad podemos aprender a perdonarnos, a reconciliarnos.
- En la comunidad podemos aprender a compartir la alegría y el dolor de nuestro prójimo, a consolarlo, a alegrarnos con él”.