
En lugar de practicar recogimiento en silencio, Jesús quiere hechos: salir, anunciar, ayudar. Quien solo ora, pero no actúa, no cumple su misión. El Apóstol Mayor Schneider llama al cambio.
El Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider celebró el Servicio Divino de Pascua con sus hermanos en la fe en Brisbane, en la costa este de Australia. El domingo 20 de abril de 2025 por la mañana se reunieron cerca de 900 participantes en el Servicio Divino en el Royal International Convention Centre. Y escucharon, junto con aquellos que participaron en la transmisión en Australia, Japón, Nueva Zelanda y algunas islas del Pacífico, la prédica sobre Juan 20:17-18: “Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos las nuevas de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas”.
Comprender la resurrección con la fe
Los Evangelios describen la resurrección de Jesús de manera diferente, ya que fueron escritos por diferentes autores para diferentes destinatarios. Estas diferencias se explican por las condiciones en las que se escribieron, pero su objetivo central es común, dijo el Apóstol Mayor Schneider: “Jesucristo es el Hijo de Dios, murió y resucitó para la salvación de la humanidad”.
Por lo tanto, lo importante no es la interpretación literal, sino la comprensión correcta con la ayuda del Espíritu Santo. Para los cristianos de hoy, esto significa que la resurrección no es una historia lejana, sino una realidad. Quien escucha el llamado de Jesús, comprende sus palabras, experimenta la comunión en la Santa Cena o vive entre creyentes, también puede encontrarlo hoy. La fe no es solo conocimiento, sino una relación tangible con el Cristo vivo, siguió diciendo el Apóstol Mayor.
Quién es realmente Jesús
Al hacerlo resucitar de entre los muertos, Dios confirmó la doctrina y la persona de Jesucristo:
- Dios es así como Jesús lo presentó. “Jesucristo dice: Dios es el que ama, el que ama a los pecadores, el que quiere salvar a todos. Y nosotros estamos de acuerdo: ese es también nuestro Dios. No es el Dios que castiga, ni el Dios vengativo”.
- Jesús es el Hijo muy amado de Dios. “Dios cuidó de su Hijo durante toda su vida. Pero su prioridad era permitir que Jesucristo, como ser humano, entrara en el reino de Dios”. Y “nosotros sabemos que Dios se preocupa por nosotros en nuestra vida cotidiana, pero esa no es la prioridad. La prioridad es que Él quiere ayudarnos a entrar en el reino de Dios para tener vida eterna”.
- Jesús es el hombre que cumplió la voluntad divina. “Nosotros queremos ser como Jesús. Y así, como seres humanos, entrar en el reino de Dios, como Jesús pudo entrar”.
- Jesucristo es Emanuel, “Dios con nosotros”. “A través de su resurrección, Jesús demostró que seguía estando con los seres humanos y que estos podían encontrarse con Él”. Y “Jesucristo es y sigue siendo hoy ‘Dios con nosotros’. Lo encontramos cuando escuchamos sus enseñanzas, cuando estamos en comunión con otras personas, cuando celebramos la Santa Cena, y Él nos dice: ‘Yo oro por ti. Intercedo por ti’”.
- A través de Jesús, es Dios quien llamó a los discípulos y quien también nos llama a nosotros. “Yo quiero que entréis en la gloria de Dios, así como yo he entrado en la gloria de Dios. He abierto el camino; quiero que vosotros lo sigáis”.
La fe que transforma
La resurrección de Cristo transformó a los discípulos. La fe en la resurrección también produce profundos cambios en los creyentes de hoy:
- Valientes: “Definitivamente, Jesucristo es el Vencedor. El bien vencerá. El diablo perderá la batalla. Esa es nuestra convicción”. Esta certeza también nos da confianza hoy, dijo el Apóstol Mayor Schneider.
- Comprensivos: La resurrección de Cristo llevó a los discípulos a comprender mejor las palabras de Jesús. “Así también nosotros entendemos la enseñanza de Jesucristo, no solo en relación con nuestra vida en la tierra. La meta es la resurrección, la vida eterna”.
- Centrados: Los discípulos entendieron que debían dar más importancia a la palabra de Dios que a lo que veían y entendían. Y eso sigue siendo así hoy: “El poder de la fe, el Evangelio, eso es la verdad. No lo que vemos y lo que entendemos”.
- Con fe: Al igual que los discípulos, creemos “que Jesús vendrá pronto. Y queremos estar preparados. Ese es el sentido de nuestra vida. Ese es nuestro objetivo. ¡Maran-ata!”.
- Unánimes: Los primeros cristianos eran un solo corazón y una sola alma. “Y nuestro deseo es que seamos uno, porque Jesús quiere que seamos uno”.
Jesús pidió entonces a María que no lo tocara, sino que fuera a anunciar la noticia a sus hermanos. “No podemos contentarnos con buscar el contacto individual con Jesús en la oración, en la adoración o en la contemplación. Jesús nos envía: ¡Él quiere que contribuyamos a la salvación de los demás anunciando el Evangelio y haciendo el bien!”, resumió el Apóstol Mayor Schneider.