La fuente de fuerzas para participar en la edificación de la Obra de Dios
Dios colocó las piedras del fundamento. Ahora depende del hombre, participar en la edificación de su Obra. Para ello necesita fuerzas y por tanto, el alimento. Este resulta de una conocida palabra de Jesús. Extractos de un Servicio Divino del Apóstol Mayor.
Unos 900 kilómetros tuvo que recorrer de nuevo el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider después de su llegada a Tanzania hasta el primer Servicio Divino de este viaje por el este de África, en Mbeya, una metrópoli al sur del país. Para esos hermanos en la fe, el 17 de abril de 2015 fue un estreno: por primera vez los visitaba el Apóstol Mayor y todos los Apóstoles de Distrito de África.
Al comienzo del Servicio Divino, el Apóstol Mayor hizo ver a los alrededor de 3000 concurrentes un malentendido entre Jesús y los discípulos: después de los encuentros con la samaritana lo exhortaron: «Rabbí, come». Él respondió: «Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis». Cuando los discípulos creyeron que ya había recibido comida de otros, les aclaró: «Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra» (Juan 4:34).
Alimento para la vida espiritual: hacer la voluntad de Dios
¿Que significa esto?, preguntó el Apóstol Mayor Schneider y explicó la primera mitad del texto bíblico valiéndose de cinco puntos.
- «Mientras vivamos, tenemos que comer», transfirió lo material a lo espiritual. «Tenemos en nosotros vida de Dios. Hacer la voluntad de Dios, es el alimento que mantiene en nosotros la vida divina».
- El cuerpo necesita el alimento cada día: «Obedecemos la voluntad de Dios en la vida cotidiana, no sólo los domingos o cuando necesitamos su ayuda. Nuestra alma necesita la comida diariamente».
- El alimento fortalece al cuerpo: «Cuando uno es fuerte como hijo de Dios, está seguro de que Dios está con uno. El que hace la voluntad de Dios, sabe que está en el camino correcto».
- El cuerpo necesita alimento para crecer. «Crezcamos para ser así como Jesús». Para eso deberíamos hacer más la voluntad de Dios. «Cuanto más obedientes seamos, más semejantes seremos a Jesús».
- «En algunas enfermedades, el médico recomienda una dieta especial. Como seres humanos padecemos una enfermedad especial, el pecado. Para volver a sanar, debemos cumplir una dieta especial. Es hacer la voluntad de Dios».
Terminación: dar el último paso uno mismo
«Dios nos ha escogido antes de la fundación del mundo. Jesús nos ha redimido por su sacrificio. El Espíritu Santo nos ha santificado por el Bautismo con Agua y Espíritu, y todo esto aconteció para que la Obra Redentora pudiese comenzar en nosotros», explicó el Apóstol Mayor la segunda parte del texto bíblico, también con cinco puntos: «Pero el último paso lo debemos dar nosotros mismos».
- «Tan sólo con concurrir a los Servicios Divinos, traer ofrendas y orar, no alcanza. Debemos cuestionarnos una y otra vez a nosotros mismos y cambiar».
- «Jesús comenzó con la enseñanza del Evangelio. Nosotros debemos llevar hoy el Evangelio a las personas. Dios guía las cosas para que conozcamos a las personas que Él quiere redimir. Pero el trabajo lo debemos hacer nosotros predicándoles el Evangelio».
- «Jesús demostró que es posible ser obediente hasta en las situaciones más difíciles. Hoy Él quiere que demostremos a las personas que nos rodean, que también hoy es posible comportarse conforme al Evangelio».
- «Antes de dejar Jesús la tierra, fundó su Iglesia. Envió Apóstoles, dio el encargo a Pedro y envió el Espíritu Santo. El Señor necesita nuestra ofrenda y nuestra dedicación para que la Obra y la Iglesia de Cristo puedan ser terminadas».
- «Poco antes de ser prendido, Jesús intercedió ante su Padre por la consumada unión de sus discípulos. Dios nos necesita para que su Obra pueda ser consumada y que esta unión sea cada vez mayor y nos unamos cada vez más para ser un pueblo».
«Esta es la tarea que tenemos no sólo aquí en Mbeya, sino en todas partes del mundo», finalizó el Apóstol Mayor Schneider su prédica. «Queremos ingerir esta comida, lo que significa cumplir la voluntad de Dios, consumar la Obra que Dios ha comenzado, trabajar en la salvación de todos nosotros, enseñar el Evangelio, ser un ejemplo, contribuir a que la Iglesia sea glorificada y ser fuertes para la alcanzar la consumada unión».