La gran cena está preparada: ¡No rechacemos la invitación!
Imagínate que estás invitado a un gran banquete y no asistes. La fiesta se realiza igual, pero tú te la pierdes. Pensamientos interesantes de la prédica del Apóstol Mayor en San Pablo.
Al término del Servicio Divino que tuvo lugar el 4 de agosto de 2019 en la enorme metrópoli brasileña de San Pablo, estaba planeado el festivo pase a descanso del muy apreciado y por muchos años Apóstol de Distrito Raúl Montes de Oca. Asimismo, se hizo cargo de sus tareas de conducción el Apóstol de Distrito argentino, Enrique Minio. Ambas áreas de Apóstol de Distrito, Brasil y Argentina, fueron unidas para conformar el área de Apóstol de Distrito Sud América.
Por eso, había grandes expectativas en la comunidad. Pero el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider atrapó a los creyentes al decir: “Este Servicio Divino os compete. Se trata de vuestra relación con Dios. Él os quiere fortalecer, os quiere consolar, os quiere preparar para el retorno de Cristo“. Este es el mensaje más importante del Servicio Divino: “¡Dios te ama!”.
La parábola de la gran cena
En el centro de la prédica del Apóstol Mayor estuvo la invitación a un gran banquete: “Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos. Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado” (Lucas 14:16-17). Este texto bíblico es una parábola de Jesús, comenzó diciendo el Apóstol Mayor en su explicación de la palabra: Un hombre organizó una gran cena, probablemente una cena de bodas. Y envió a sus siervos a los convidados para comunicarles que todo estaba preparado. Ya podían venir. “Pero todos comenzaron a excusarse”, establece el texto bíblico brevemente. Entonces el anfitrión invitó a otros convidados. Su casa tenía que llenarse.
Dijo al respecto el dirigente de la Iglesia: La parábola de la gran cena es una imagen de la comunión con Dios. Así, es válido también para nosotros hoy: “Hemos sido elegidos por Dios. Él nos ha invitado para que entremos como primicias en su reino para participar de las bodas del Cordero”. Este es nuestro futuro. Y Jesús nos dice: “Venid, que ya todo está preparado”. Este llamado es válido en muchos niveles.
Todo está preparado
“Ya todo está preparado sobre la tierra”, dijo el Apóstol Mayor. Pues, al fin y al cabo, el Hijo de Dios envió al Espíritu Santo y sus Apóstoles. Es ofrecido todo lo que es necesario para tener comunión con Dios: el renacimiento, el anuncio de la palabra de Dios, el anuncio del perdón de los pecados, los Sacramentos. Todo está preparado, el Señor puede venir. “Ahora entendemos un poco qué significa cuando el Señor nos llama”. Él no esperará solo porque su comunidad no esté preparada. Él no depende de nosotros, los seres humanos. “No rechacemos la invitación, así como los convidados de ese entonces”. El retorno de Jesucristo es nuestra primera prioridad. Él puede venir cada día a cualquier hora. “Únicamente debes prepararte para ello, sea cual fuere tu situación personal en ese momento”.
Déjate preparar
Todo está preparado. Dios no depende de nuestra buena voluntad, Él no está esperando que estemos listos. Él nos ama y tiene paciencia con nosotros y quisiera invitar a más convidados a su mesa de bodas. Él puede venir a cada instante. Por eso es importante que respondamos a su llamado con un: “¡Ven, Señor Jesús, ven!”. No hay nada más importante en la vida.
Solamente asistir a los Servicios Divinos o recibir la Santa Cena es muy poco. “Debemos ponernos el vestido de bodas”, en otras palabras: compartir la actitud de Jesús. Deberíamos aprender a aceptar su ayuda, enfatizó el Apóstol Mayor. Por algunas situaciones difíciles nos sentimos inducidos a pensar que Dios nos ha abandonado. Solo porque no nos ayuda, así como desearíamos. “No olvidemos que es nuestra principal meta fortalecer nuestra fe en Él”. Él nos fortalece a través de su palabra, la Santa Cena, sus servidores y la comunión de unos con otros.
“Realmente, todo está preparado para nuestra salvación. Vayamos al Señor sin demora. Él nos dará la salvación”.