¿No tienes claro qué posición adopta la Iglesia frente a Facebook y compañía? ¿No estás seguro de qué manera son compatibles el compromiso profesional y el compromiso religioso en los medios sociales? Los Apóstoles de Distrito aprueban la Guía de medios sociales de la Iglesia Nueva Apostólica y brindan orientación.
El trato mutuo debe ser responsable y respetuoso, transparente y auténtico. Esto para un cristiano, en realidad, no es un asunto digno de mención. En la era de las personalidades virtuales, de los apodos y de los perfiles en línea, al menos se justifica consultar cómo puede ser concretamente el uso de los medios sociales.
Orientación para todos los miembros de la Iglesia
En noviembre todos los Apóstoles de Distrito y Ayudantes Apóstol de Distirto se reunieron con el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider en Dortmund (Alemania). Entre otros temas, también debatieron sobre la Guía de medios sociales que un grupo de trabajo había elaborado unas semanas antes.
La guía fue escrita para miembros de la Iglesia, pero también brinda informaciones complementarias para los responsables de comunicaciones en las Iglesias regionales y para los portadores de ministerio. Este documento incluye nuestra posición y recomendaciones.
Conforme al Evangelio
En el prólogo, el Apóstol Mayor Schneider explica por qué existe la presente guía: «Siervos y colaboradores en la Iglesia, y también miembros, se profesan a su fe en línea con bastante naturalidad. Deberían saber cuál es la posición de la Iglesia Nueva Apostólica con respecto a las actividades en los medios sociales». Y completa: «Lo importante es que todos sean conscientes de las consecuencias de sus enunciados y se comporten de manera apreciable y respetuosa, conforme al Evangelio».
La comunicación es más rápida y más pública. El número de contactos y diálogos se va incrementando. La información y las novedades están visibles y a disposición en la web de los medios sociales, en todo el mundo y sin restricción de tiempo. «Utilicemos los medios sociales con responsabilidad y ponderemos cuidadosamente el uso de nuestro tiempo y de nuestras palabras», apela el Apóstol Mayor Schneider. Es deseo del Director de la Iglesia que seamos cuidadosos en lo que comunicamos por Internet.
Cómo lo podemos lograr, lo describe el código: diez puntos que no representan una receta patentada, pero que expresan recomendaciones para que la comunicación en el mundo digital pueda desarrollarse respetuosamente.
El corazón: el código
1. Respetamos al prójimo. Mantenemos un tono respetuoso y somos conscientes de que estamos comunicándonos con otras personas. Tenemos consideración con sus emociones y sentimientos. Por eso nos abstenemos de toda expresión que podría percibirse como racista, violenta, extremista, fanática, sexista, discriminatoria u ofensiva de cualquier manera. Sólo publicamos aquello que también le diríamos al receptor en una conversación personal.
2. Somos amables. Un lenguaje claro, comprensivo, libre de ironía, sarcasmo y provocación, es la base para un intercambio de pensamientos constructivo. Ira, enojo y frustración no hacen avanzar. La crítica es posible en tanto no hiera o sea personal. Los problemas con otras personas no los hablamos públicamente. Mantenemos la tranquilidad, aunque otros estén intranquilos.
3. Somos honestos y auténticos. Mencionamos nuestro nombre y no engañamos. En tanto no tengamos un encargo para prestar un servicio para la Iglesia en los medios sociales, cada uno decide por sí mismo si en su perfil menciona que está activo voluntariamente/con dedicación completa en la Iglesia Nueva Apostólica.
4. Respetamos la propiedad intelectual de otros. Los contenidos en general, sean textos o imágenes, sólo pueden ser publicados si lo permiten los derechos de autor. Si se cita a terceros, estas citas deben estar marcadas claramente y se debe mencionar la fuente de la cita. Las citas siempre se usan para completar las ideas propias (derecho a la cita). Si se publican imágenes o videos, las personas fotografiadas deben estar de acuerdo (derecho a la propia imagen).
5. Actuamos con responsabilidad. Cada uno es responsable por sí mismo del contenido que publica en los medios sociales. No especulamos y no hacemos suposiciones. La comunicación en Internet muchas veces es sencilla, a veces banal. Siempre que se trate de temas de la Iglesia, tratamos de comunicar en un nivel alto.
6. Difundimos buenas noticias. Somos testigos de nuestra fe y la cara de nuestra Iglesia. Con nuestras actividades en los medios sociales sentamos una señal para los valores cristianos.
7. Protegemos la esfera privada. Somos conscientes de que en Internet básicamente comunicamos en forma pública. Aunque la visibilidad de las actividades en los medios sociales se puede restringir a determinadas personas, los contenidos en todo momento se pueden transmitir sin querer o a propósito y de esa manera, hacer públicos. Lo confidencial debe seguir siendo confidencial; pertenecen a ello entre otros, los datos personales, así como los contenidos sujetos al deber de guardar el secreto.
8. Mantenemos separada la política y los negocios del compromiso en la Iglesia. En el marco de las actividades de los medios sociales para la Iglesia nos abstenemos de toda exteriorización sobre partidos políticos. Asimismo, separamos todo compromiso voluntario o dedicado a la Iglesia, de los intereses comerciales o profesionales.
9. Se cuenta con nosotros. Una utilización responsable de los medios sociales durante el horario de trabajo puede ser posible. Con nuestro superior dejamos claro en qué medida podemos mantener contactos, aumentar nuestros conocimientos y desarrollar las redes.
10. No tenemos que saber todo. Si estamos inseguros, consultamos al interlocutor competente. No avivamos rumores. Si cometemos errores, los reconocemos, pedimos perdón y aprendemos de ellos.
Foto: vege / fotolia