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La historia da forma al pan y vino con gran diversidad

marzo 19, 2019

Autor: Andreas Rother

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¿Pan y vino en uno? ¿Gotas en lugar de una copa? ¿Seguirá estando en orden así? La forma de la Santa Cena en la Iglesia Nueva Apostólica plantea preguntas. Las respuestas se encuentran echando una mirada a sus 2000 años de desarrollo.

Lo único que marcó Jesús es que celebremos su memoria con pan y vino. Sin embargo, el pan –¿con o sin levadura? El vino tinto o blanco –¿con o sin alcohol? A la pregunta sobre la forma en que se debe celebrar la Santa Cena, el cristianismo tiene muchas respuestas.

De alimento a Sacramento

En su comienzo fue un banquete. Jesús ingirió alimentos junto a sus discípulos. Mientras comían hubo una interrupción: el acto de las señales, el compartir el pan y pasarse la copa de mano en mano. Y entonces, la Cena del Señor entre los primeros cristianos también fue una comida de comunión con una parte de conmemoración. Esto se ve, por ejemplo, en la primera epístola a los Corintios.

Pero con el tiempo, el festejo se separó de la comida y la Santa Cena se convirtió en un acto sacramental celebrado en el marco de un Servicio Divino. Este ya fue el primer cambio, tal vez el más grande, en la forma de este acto tan especial. Más adelante, los cambios solo afectaron a elementos por separado.

Controversia por la levadura

¿Qué pan debe utilizarse? Esta pregunta provocó hace unos 1000 años serios enfrentamientos entre los cristianos de habla latina de Europa Occidental y los cristianos de habla griega de Europa Oriental.

La Iglesia Católica estableció que fuese pan sin agentes de fermentación, haciendo alusión a los tres Evangelios sinópticos, según los cuales Jesús instituyó la Santa Cena la noche anterior a la fiesta de Pascua. Y entonces la pauta religiosa era el pan del Séder, un pan ácimo, fino y plano, también llamado la Matzá.

La Iglesia Ortodoxa insiste en el pan con masa de levadura en vista del Evangelio de Juan, según el cual la última Cena tuvo lugar un día antes y, por lo tanto, fuera de las normas de la fiesta de Pascua. Además, la masa con levadura fue mencionada por el mismo Jesús en la parábola del reino de Dios.

Lucha por las migas

Estas diferencias existen hasta el día de hoy, en parte en todas las confesiones: los protestantes reformados y unidos utilizan más bien pan blanco de masa de pan con agentes de fermentación, los protestantes luteranos, en cambio, productos de panificación no fermentados, al igual que la Iglesia Nueva Apostólica.

De las Matzás planas hasta la forma hoy usual de las hostias solo hay un pequeño paso pragmático: cuando las placas de pan horneado se hacían migas fácilmente y estas caían al piso, no se consideraba nada más que un percance, sino que no podía ser teológicamente. En definitiva, en lo espiritual aquí se trata del cuerpo de Cristo, por lo que debe tratarse lo más dignamente posible.

Vino blanco versus manchas

También en lo que respecta al vino hay una gran diversidad: esta vez la Iglesia Católica y la Ortodoxa están de acuerdo en que debe ser vino auténtico y no jugo de uva. Pero mientras la Iglesia del Este establece que debe ser vino tino, en la Iglesia del Oeste también puede ser vino blanco. La razón práctica: el vino blanco no mancha tanto los caros lienzos del altar y los paños que cubren los cálices.

El jugo de uva es el preferido, por ejemplo, entre los metodistas, los unidos y los reformados, y al menos es viable entre los luteranos. Históricamente esto se basa en evitar conscientemente el alcohol o en la participación de los niños en la Santa Cena. Teológicamente, los defensores del jugo de uva se fundamentan en la indicación al texto bíblico que no habla expresamente de vino fermentado, sino de la «copa» y del «fruto de la vid».

Higiene por hostia

Muy diferente también es la forma de suministrar el vino en la Santa Cena. Mientras que en la Iglesia Católica tradicionalmente ante todo el sacerdote bebe de la copa, en la Iglesia Evangélica el vino es repartido a todos, al igual que el pan.

Sin embargo, beber junto con otros de un recipiente, despierta en muchas personas consideraciones higiénicas. Soluciones conocidas del problema son el uso de copas individuales o el mojar la hostia en una copa colectiva.

A partir de allí solo hay un pequeño paso pragmático a la forma de suministrarla vinculante en la Iglesia Nueva Apostólica, que este año cumple exactamente 100 años: la hostia combinada, sobre la cual se dejaron caer las gotitas de vino.

Foto: pamela_d_mcadams – stock.adobe.com

marzo 19, 2019

Autor: Andreas Rother

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