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La hostia combinada, nacida por necesidad doble

febrero 18, 2019

Autor: Andreas Rother

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Pan y vino en uno. Este es hace 100 años el estándar de la Santa Cena en la Iglesia Nueva Apostólica. Y esto tiene su historia previa: dos problemas, tres soluciones y un ejemplo.

Fueron creativos por pura necesidad. Originalmente en la Iglesia Nueva Apostólica lo habitual era que en la Santa Cena se recibiese el pan como oblea y el vino de un cáliz. Pero en medio de la Primera Guerra Mundial el vino casi no se podía conseguir. «Ya recurrimos a agregarle hasta la mitad de agua, tampoco así nos alcanzaría», explicó el Apóstol Mayor Hermann Niehaus en un Servicio Divino histórico de abril de 1917.

Además, el miedo a las epidemias de cólera, tifus y tuberculosis había convertido a la higiene en un tema central. «El cáliz era limpiado con un paño después de que cada uno de los presentes hubiese bebido de él y el siervo oficiante lo iba dando vuelta». De todos modos, «se observaba que incluso lo iba girando el que bebía» y «algunos sorbían del cáliz casi sin tocarlo con los labios».

¿Cada uno su cáliz o mejor con tenedor?

Tres soluciones para esos problemas planteaba la revista Panorama Nuevoapostólico del 25 de marzo de 1917.

Por un lado, pequeños cálices individuales como también habían sido introducidos en las Iglesias Evangélicas. Sin embargo, debido a los recipientes más o menos pomposos que se usarían, se incorporarían al festejo de la Santa Cena diferencias de estamentos sociales, «lo cual había que evitar desde el punto de vista estrictamente religioso».

Por otro lado, sumergir las hostias en el vino prendidas de tenedores de marfil y luego alcanzárselas a los hermanos y hermanas, como en las comunidades de Holanda. Sin embargo, «las hostias se ablandaban rápidamente». Se pegaban en la mano, lo cual no era mucho más higiénico.

La tercera solución y el ejemplo que fue decisivo estaba en otro lado: «La guerra nos enseñó mucho».

La guerra como maestro

Octubre de 1915, en el frente en Francia: El soldado con las iniciales W.G. recibió correspondencia «del amado Apóstol Mayor junto con la Santa Cena». «No solo oramos e imploramos por vosotros, sino que estáis autorizados a participar de ella pues ha sido colocada sobre la misma la proeza de Jesús», decía en esas cartas. «Aquí en mi lecho de paja me alegro como un niño pequeño», formuló W.G. en su respuesta publicada en enero de 1916 en el Panorama Nuevoapostólico.

Primero las obleas todavía venían con pequeñas botellitas de vino, pero estas muchas veces desaparecían de los paquetes que eran abiertos secretamente. Poco después de desatada la guerra en 1914, la Dirección de la Iglesia proveyó a los soldados solamente hostias combinadas: «Consagramos el cáliz (de vino) y las hostias, y después dejamos caer sobre las hostias gota a gota el vino del cáliz consagrado».

Introducción en dos pasos

“Hoy tenemos un cambio en la participación de la Santa Cena”. Con estas palabras introdujo el Apóstol Mayor Hermann Niehaus la nueva época el 6 de abril de 1917 en Bielefeld (Alemania). A partir de ese momento, el vino solo estaba representado sobre la hostia en forma de gotas.

Esto en un principio únicamente fue válido para su propia área de actividad como Apóstol. Se hizo vinculante para todos después de una decisión conjunta que fue dada a conocer a principios de 1919 por medio de una circular: «Por resolución de los Apóstoles esto ahora ha sido dispuesto para toda la Obra».

¿Responde esta manera de suministrarla, a la Santa Cena así como fue instituida por Jesucristo? Las respuestas las brinda una perspectiva a 1000 años de historia. La próxima parte de esta serie relata sobre los cambios que hubo en la forma con el paso del tiempo.

Foto: NAK Zentralarchiv Westdeutschland

febrero 18, 2019

Autor: Andreas Rother

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