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La Iglesia, materia de conversación: doctrina, fe y vida

mayo 20, 2018

Autor: Peter Johanning

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La iglesia Hylton Memorial se encuentra un poco alejada de Washington. Ofrece condiciones ideales para realizar tanto la primera Jornada de la Iglesia Nueva Apostólica de los EE.UU. como el Servicio Divino de hoy domingo. El domingo por la tarde aquí también se realizaron las primeras NAC-Talks.

Primero tomó la palabra el Apóstol de Distrito John Kriel (África del Sur) para hablar sobre “Trabajar con lo que tenemos”. Algunos, como expresó el líder de la Iglesia de Ciudad del Cabo, se sienten desafortunados con aquello que tienen. La vida, consideran, les ha jugado una mala pasada. En primera persona expresó a continuación: “Esta actitud también me es familiar como postura personal”. Siendo joven, John Kriel sufrió un accidente en el que se quebró la cadera. Durante mucho tiempo tuvo que ayudarse con muletas para caminar, ya que debido al accidente una de sus piernas quedó más corta que la otra.

Trabajemos con los elementos que tenemos

Sin embargo, siempre sintió el deseo de volver a caminar sin muletas algún día y lo logró entrenando con tenacidad.

Cierto día, alguien que advirtió su renguera le preguntó a qué se debía. Su respuesta directa fue: “¡Yo no rengueo, camino sin muletas!”. Años después, incluso logró cumplir un sueño que tuvo desde que era niño y participar del maratón de Cape Town. No llegó a correr el trayecto completo, sino “apenas” 21 kilómetros; tampoco corrió, sino que hizo el recorrido caminando. ¡A pesar de todo participó! Exhortó a la numerosa audiencia: “Trabajemos con lo que tenemos.”, aunque no tengamos órgano ni coro.

Contradicciones y aspectos en común

A continuación, el Apóstol de Distrito Mike Deppner (RD Congo del Oeste) ofreció una interesante mirada sobre trabajo en el Congo. Bajo el título “La INA en el Congo: la vida urbana vs. la rural” explicó las grandes diferencias que existen entre las comunidades rurales y las que están en una ciudad. En muchas aldeas rurales no hay electricidad ni radio, ni televisión, ni Internet. A los habitantes que viven allí, les gusta estar juntos y su comunión es fuerte. En estos parajes, los Servicios Divinos que se ofrecen son acontecimientos muy especiales.

En la ciudad congoleña de Kinshasa, en cambio, la situación es diferente. Kinshasa tiene 350.000 habitantes, de los cuales 350.000 son nuevoapostólicos, los que confluyen en 1700 comunidades distribuidas en 212 distritos, ¡solamente en esta ciudad! Aquí, los desafíos son muy diferentes, ya que faltan iglesias situaciones a distancia próxima de las comunidades.

Aceptar los desafíos

También el Apóstol de Distrito Montes de Oca de Brasil dejó boquiabierta a la audiencia. El gigantesco territorio es prácticamente tan grande como los EE.UU. En él se encuentran unas pocas comunidades nuevoapostólica a gran distancia una de otra, que es difícil de recorrer. Aún así, los miembros de las comunidades siempre están alegres y llenos de “ganas de hacer”.

Por último tomó la palabra el Evangelista Reinhard Kiefer de Alemania y se refirió al tema de la Jornada de la Iglesia que se extrajo de Hechos de los Apóstoles 2: “Y perseveraban…” La primera comunidad cristiana no tenía un edificio propio. Se reunía en las casas de las familias que se habían convertido al cristianismo. Si bien, al principio, todavía acudían a los servicios en la sinagoga, muy pronto fueron cristalizándose valores propios, por ejemplo el bautismo. Según el teólogo, el bautismo es la puerta de entrada al ser cristiano desde entonces. “Dios acepta al hombre y el hombre se dedica a Dios. Por lo tanto, el Bautismo es al mismo tiempo don de Dios y confesión del hombre”.

Orar del modo que oraba Jesús

Como dice más adelante en Hechos 2, la doctrina de los Apóstoles no era una doctrina propia de los Apóstoles de aquella época: “Ellos transmitían lo que habían oído de Jesús y por eso gozaban de una autoridad especial”.

“La imagen de la partición del pan no significa otra cosa que el acto de Jesús de partir el pan con sus discípulos”, resaltó Kiefer. Jesús lo hacía una y otra vez, porque se había convertido en una especie de señal de reconocimiento. Incluso a Cristo resucitado se lo reconoció por esta señal. “Siempre que los cristianos se encuentran, parten el pan”.

Y finalmente, en Hechos de los Apóstoles se menciona la oración: “Jesús es quien enseña a orar a los hombres”. Orar como Jesús forma parte de la comunidad cristiana. El Padre Nuestro, por ejemplo, le ofrece a los cristianos una medida, un parámetro, de cómo deben orar: “¡De manera breve, precisa, alabando y agradeciendo!”.

mayo 20, 2018

Autor: Peter Johanning

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