No hay nada que pueda liberar tanta fuerza como la música vivida en directo. ¿Pero qué pasa si las personas ya no pueden participar debido a su edad? Anette Zanker-Belz tiene una solución: las visitas musicales a domicilio.
Anette Zanker-Belz entra en una habitación llena de recuerdos. Es la habitación de una anciana nuevoapostólica que ya no puede salir de su casa. Físicamente está bien atendida, pero extraña la comunidad y la cultura. Por eso se alegra especialmente cuando Anette, de 40 años, entra en su habitación trayendo una maleta llena de música.
Tras un cálido saludo, las dos cantan la estrofa de bienvenida de “Música toda la vida”, una canción que Anette escribió especialmente para estas visitas. No importa que la persona mayor ya no pueda tocar todas las notas. Lo principal es que se divierta. Una canción en el violín, algunas canciones folclóricas e himnos de la Iglesia. A la anciana le brillan los ojos, se mueve al ritmo de la música mientras está acostada. En una de las canciones incluso toca con el arpa mágica, una simple arpa de mesa. Después de casi una hora, está cansada… y feliz.
Música sin barreras
La geragogía es la pedagogía de la vejez. Anette Zanker-Belz quiere invitar a las personas mayores a vivir juntos la música. Por eso fundó la iniciativa “Música toda la vida”. Esto hace posible que personas de edad avanzada hagan música y experimenten la música de forma activa, sin barreras y en su propio hogar.
La geragoga musical entró en contacto con la música cuando era niña. Aprendió a tocar el violín a una edad temprana. Su familia hace mucha música. La comunidad de la Iglesia también contribuyó mucho al amor por la música que creció en Anette. A los 14 años, comenzó a participar como dirigente de coro y a tocar en las orquestas de la comunidad y del distrito. Recuerda: “Muchos me impulsaron, me acompañaron y promovieron mis estudios de música”.
La música como apoyo
Sus padres también llevaban a Anette cuando visitaban a hermanos mayores que ya no podían asistir a los Servicios Divinos. “Entonces me quedaba junto a la cama de una anciana y me preguntaba –desde una perspectiva más bien infantil, claro–: ‘¿Qué hará esta mujer en la cama todo el día? Eso es aburrido, ¿no? Debe sentirse terriblemente sola’”.
Más tarde, reflexionó sobre cómo viviría ella misma en la vejez. Dos hermanas octogenarias de su actual comunidad de Heilbronn acabaron siendo el impulso de las visitas musicales a domicilio. “Las dos llevaban años visitando a hermanos y hermanas que ya no pueden acudir a los Servicios Divinos. Lo hacen con mucho amor y compromiso”. Por eso, Anette decidió apoyarlas con lo que mejor sabe hacer: la música.
La música como experiencia
Después de trabajar durante algún tiempo en el sector editorial, la hermana Zanker-Belz se decidió hacer de la música su profesión y también inspirar a otras personas con su pasión. Estudió música, alemán e historia y se recibió de profesora. A lo largo de su trayectoria, adquirió nuevas calificaciones en el campo de la educación musical. Dirigió coros infantiles, juveniles y de adultos y puso en marcha proyectos corales, talleres de unión generacional y conciertos. Moderó conciertos familiares, participó en la producción de un CD y escribió artículos de pedagogía musical y geragogía musical.
En todas estas actividades, observó que las oportunidades musicales y culturales para los mayores eran escasas. En 2019, la hermana de la fe completó una licenciatura en geragogía y una formación adicional como geragoga musical y comenzó a realizar visitas musicales a domicilio a personas mayores y residencias de ancianos como autónoma.
La música como vocación
Con lo que le da alegría, también quiere ser una bendición para los demás. Ve a Jesucristo como un modelo a seguir: “Él hizo posible que las personas participaran, se acercó a los enfermos, a los ancianos, a los pobres y a los pecadores, y los tomó a todos de la mano. Los trató de igual a igual”, explica.
El concepto “Música toda la vida” ayuda a las personas mayores, inspira a los músicos aficionados y conecta a ambos grupos. Una visita no debe durar más de una hora y no debe incluir demasiados puntos en el programa. Lo que Anette Zanker-Belz aporta en una visita a domicilio depende de las preferencias e intereses de los mayores. Dice que en su trabajo encontró su vocación.
La música para la asistencia espiritual
La geragoga musical dirigió varios seminarios en línea sobre cómo hacer música con los mayores en la “Academia Alemania del Sur”, de propiedad de la Iglesia. Lo mismo ocurrió en la Iglesia Nueva Apostólica de Alemania del Norte y del Este. Quiere inspirar a los hermanos y hermanas para que los ancianos puedan participar mejor en la vida de la Iglesia. En tiempos de coronavirus, incluso afuera, bajo la ventana, si es necesario.
“La música puede ser una puerta para abrir una buena conversación”, comenta. Se puede crear una conexión a través de ella. Y con el contenido de los cantos enseguida se tiene un tema de conversación. “Entonces puedes llevar un pasaje bíblico apropiado y de repente tienes una visita de asistencia espiritual mucho más fácil para ti. Entonces, es probable que quien hace la visita se lleve al menos tanto de la visita como la persona visitada”.