Hacer música puede ayudar a curar. En esta idea se basó un proyecto conjunto en un hogar infantil más allá del Círculo Polar Ártico, con participantes de Alemania, Austria, Gran Bretaña y Groenlandia.
Del 4 al 10 de abril de 2024, cuatro jóvenes músicos de nuestra Iglesia del área de Berlín y Brandeburgo (Alemania) y su director musical Gerrit Junge se dirigieron al Círculo Polar Ártico. Su destino: la pequeña comunidad de Uummannaq, en Groenlandia.
La isla del mismo nombre, en la que viven casi 1.400 personas, se encuentra en un fiordo a 70 grados de latitud y 52 grados de longitud oeste. La estación más septentrional de la Iglesia Nueva Apostólica en el mundo se encuentra allí desde hace unos 30 años. En Uummannaq vive un puñado de miembros de la Iglesia. Tras haber llegado a ser nuevoapostólicos hace años, actualmente son visitados por Pastores cuatro veces al año y reciben asistencia espiritual.
Los Apóstoles Helge Mutschler y David Heynes viajaron junto con los jóvenes músicos. El distrito Groenlandia forma parte del área de actividad de Alemania del Norte y del Este. El Apóstol Heynes de Gran Bretaña, responsable de los países nórdicos, también tiene a su cargo los hermanos y hermanas groenlandeses desde 2022. Para el Ayudante Apóstol de Distrito Mutschler fue su primer viaje a Groenlandia.
Pequeño lugar, gran público
El motivo de este viaje fue un taller de música con jóvenes groenlandeses que residen en el conocido hogar para niños de Uummannaq porque no pueden crecer con sus familias de origen. La directora, Ann Andreasen, procedente de las Islas Feroe, y su equipo llevan unos 40 años realizando una labor importantísima para estos jóvenes. La relación entre la directora y la INA es buena y respetuosa desde hace muchos años. Y como la educación musical es uno de los principales focos de atención del hogar infantil, surgió la idea de cooperar en este ámbito.
Se planificó todo un fin de semana de ensayos intensivos, que culminó con un concierto-taller el domingo por la tarde bajo el lema “Luz”. Y fue todo un éxito: unos 150 espectadores aceptaron la invitación al auditorio de la Escuela Edvard Kruse de Uummannaq. Esto significa que un buen diez por ciento de la población local participó en esta diversión cultural. El programa fue elaborado y preparado con antelación por Gerrit Junge y Sofía Hernández, una profesora de instrumentos que trabaja en el hogar infantil. Uno de los platos fuertes del programa fue el estreno mundial de la obra “Hágase la luz”, de la compositora austriaca Julia Breuer, de soltera Maier. La compuso especialmente para esta ocasión y la dedicó a los residentes del hogar infantil de Uummannaq.
Dejar brillar la luz
Además, fueron interpretadas varias obras por una combinación de conjuntos vocales y de cuerda, con acompañamiento de músicos alemanes y groenlandeses. El programa, que duró alrededor de una hora, ofreció una variada gama de composiciones clásicas, populares y tradicionales, que fue recompensada con prolongados aplausos por el público.
En su breve alocución de apertura, el Ayudante Apóstol de Distrito Mutschler retomó un pensamiento del pasaje bíblico del Servicio Divino del domingo por la mañana. Se encuentra en Mateo 5:14: “Vosotros sois la luz del mundo”. “Todos los que creemos en Jesucristo”, dijo el Apóstol, “llevamos esta luz dentro de nosotros y podemos dejarla brillar en nuestro entorno compartiendo y no queriendo guardarnos todo para nosotros mismos, no marginando, sino incluyendo a los demás en nuestro círculo. Y podemos dejar brillar la luz de Jesús si nos tratamos pacíficamente y nos perdonamos”. Así se pueden generar cosas buenas juntos. Los jóvenes músicos, que proceden de contextos culturales muy diferentes, lo demostraron de forma hermosa con su taller de música.
La oración también funciona en el camino
Además del taller de música y el concierto, el programa incluyó tres Servicios Divinos. A Uummannaq solo se puede llegar en un vuelo con cuatro escalas. Como el jueves pasaron la noche en Copenhague, los Apóstoles tuvieron la oportunidad de celebrar al atardecer un Servicio Divino en la comunidad del lugar. El viernes por la mañana, los ocho viajeros embarcaron en el vuelo con destino a Uummannaq. A continuación, tuvieron que quedarse inesperadamente en la segunda escala, en Ilulissat.
Debido al mal tiempo, el vuelo para continuar el viaje tuvo que cancelarse ese día y realizarse más adelante. Esto habría alterado considerablemente el itinerario, ya de por sí muy apretado, de hecho, lo habría hecho imposible, ya que estaba en juego todo el fin de semana. Así que oraron mucho.
Al final, el grupo de viajeros fue el único que pudo continuar el vuelo a Uummannaq. Los otros 40 pasajeros tuvieron que quedarse en Ilulissat. El taller tuvo lugar el sábado y el Servicio Divino el domingo por la mañana en el salón de actos de la ciudad. Antes del concierto previsto para la tarde, el ensamble visitó la residencia de ancianos donde viven los hermanos Ane-Marie Johannsen y Karl Jeremiassen. Por supuesto, también aprovecharon la breve visita para cantar para los residentes en el hogar.
Servicio Divino en la habitación del hotel
El tercer Servicio Divino se celebró el lunes (en el viaje de vuelta a Europa). En cada viaje hay que hacer escala en la ciudad de Ilulissat para pasar la noche. Esto se aprovecha para celebrar Servicios Divinos con Santa Cena con la hermana en la fe Evnike Thorleifsen, que vive allí. El Ayudante Apóstol de Distrito Mutschler ofició en una habitación del hotel con las palabras de Romanos 12:12: “Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración”. Exhaustos, pero profundamente conmovidos y satisfechos, el viaje terminó el miércoles por la mañana tras otra escala en Copenhague.
El Apóstol David Heynes espera que este fin de semana suponga un fuerte impulso: “Hemos visto lo bien que conectamos con la comunidad a través de la música y los eventos conjuntos. En mi opinión, este viaje nos ha mostrado que todavía hay almas en Groenlandia que están abiertas al ofrecimiento de Jesús para seguirlo”.