«Tan sencilla no es la reconciliación», dice el Apóstol Rolf Wosnitzka de Erfurt (Turingia, Alemania), uno de los participantes decisivos en el proceso de reconciliación con la Comunidad Apostólica. ¿Cómo se llegó a este resultado?
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Hora festiva de la reconciliación (Düsseldorf, 29.11.2014), participantes de izquierda a derecha: Obispo Ulrich Hykes (CA), Apóstol de Distrito Rainer Storck (INA), Apóstol de Distrito e.d. Armin Brinkmann (INA), Apóstol Mayor e.d. Wilhelm Leber (INA), Apóstol de Distrito Wilfried Klingler (INA), Apóstol Gert Loose (AA) y Apóstol Armin Gross (CA)
Foto: Oliver Rütten
Düsseldorf, 29 de noviembre de 2014, celebración de la reconciliación entre la Iglesia Nueva Apostólica y la Liga de Comunidades Apostólicas: al final de su discurso el Apóstol de Distrito Wilfried Klingler destacó en su momento la urgencia de la reconciliación con las comunidades apostólicas de Turingia y Sajonia: «De la misma forma buscamos la reconciliación sincera con los hermanos y hermanas que anduvieron otro camino a raíz de los hechos del año 1921 que llevaron a la exclusión de los Apóstoles Brückner y Ecke. Con mucho gusto daríamos un próximo paso con ellos y con los representantes de la Comunidad Apostólica. Estrechamos también aquí ambas manos a favor de la reconciliación».
Reconciliación sin ir a los detalles
El Apóstol Mayor e.d. Wilhelm Leber, quien desde los comienzos estuvo muy involucrado en las conversaciones conjuntas, complementa: «Básicamente esto todavía forma parte de la reconciliación del año 2014 en Düsseldorf. Aunque aquí en el este de Alemania los antecedentes con completamente diferentes. Por eso la «ronda de reconciliación» de 2014 no fue abordada con razón. Pero aquí queremos poner una línea final debajo de los largos años de silencio y terminar con la desconfianza». Como participante de las conversaciones de reconciliación, el Apóstol Mayor sabe informar que la confianza mutua ha crecido. «Para mí personalmente es interesante observar que la reconciliación también es posible allí donde uno no se fija tan detenidamente en los detalles históricos. Tal vez esto sea precisamente la clave para la interacción: cuando la investigación histórica se pierde en detalles que pueden ser interpretados de diferente manera provoca lo contrario de lo que se propone».
Ante todo el hablar en forma sincera y abierta sobre descuidos y deficiencias del pasado, agilizó la interacción, dicen los participantes de la conversación al unísono. «Algunas palabras o documentos suenan desde la visión actual bastante atípicos», dice el Apóstol de Distrito e.d. Armin Brinkmann, quien ya participó de las conversaciones en Düsseldorf. «No se pueden destapar todos los datos históricos en forma impecable y exhaustiva. Ya pasó demasiado tiempo y el tono de la sociedad de aquel entonces era totalmente adverso. «Por eso nos concentramos en pedir disculpas por los errores y en lamentar las decisiones equivocadas. Pues no podemos cambiar el pasado, pero sí podemos arrepentirnos», resume el Apóstol Mayor en descanso.
La concepción cristiana del hombre en el centro
«Finalmente, nuestra concepción cristiana del hombre fue determinante en la continuación del proceso de reconciliación», dice el Apóstol de Distrito e.d. Wilfried Klingler. «El respeto y la valoración mutua hacia las personas intervinientes son los factores que favorecen esos procesos. Y esto sin tomar en cuenta un pasado no conocido hasta en su más mínimo detalle». El Apóstol de Distrito echa también una mirada al largo camino en el que se dieron estos pasos hacia la reconciliación». «Oficialmente estamos juntos en el camino desde enero de 2000». En aquel momento, el Apóstol Mayor Richard Fehr invitó a varias comunidades apostólicas a una conversación sobre la fe en Zúrich. En ese encuentro conocido como «concilio» también participó Roland Böhm de Greiz. Es originario de Greiz y hasta su pase a descanso en 2003 estuvo activo como Apóstol en la Comunidad Apostólica.
Las peleas siempre son dolorosas
El Apóstol de Distrito Wolfgang Nadolny fue quien condujo la alocución en ocasión de la hora festiva de la reconciliación. Lo hizo como emisario del Director internacional de la Iglesia y vocero de los Apóstoles de Distrito de Alemania. En su discurso dejó claro que el certificado de reconciliación es una línea final debajo de un pasado doloroso en común. «Hemos logrado la reconciliación. El encargo para esta reconciliación lo hemos recibido de nuestros hermanos y hermanas en la fe. Pero quien realmente nos dio el encargo es Jesucristo, nuestro Señor y Salvador». Naturalmente, expresó el Apóstol de Distrito, uno se podría preguntar por qué esta reconciliación tardó tanto. Su respuesta fue: «La pelea en la familia es siempre más dolorosa que la pelea con extraños».
La reconciliación no tiene otra alternativa
El Apóstol de Distrito Rüdiger Krause de Hamburgo, quien conduce la Iglesia Nueva Apostólica en Turingia y Sajonia, está contento por el resultado de las conversaciones de la delegación. «Estos procesos de reconciliación mutua me parecen fabulosos. De todos modos, hubo largas décadas de silencio y recién las conversaciones conjuntas abrieron nuevos caminos de comunicación», opina el Director de la Iglesia. Y no hay otra alternativa, destaca. «El guardar silencio no es en absoluto un buen camino».
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