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Lecturas adicionales y más momentos de silencio en el Servicio Divino

noviembre 14, 2018

Autor: Oliver Rütten

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La lectura de la Sagrada Escritura es esencial para el cristiano. En el futuro, los participantes de los Servicios Divinos nuevoapostólicos la experimentarán aún más seguido. En la asamblea del otoño europeo, los Apóstoles de Distrito resolvieron tres cambios.

Liturgia: solemne, formativa, preservadora

«La comunidad se reúne en el Servicio Divino para oír la palabra de Dios y ser bendecida por el Sacramento. El hombre venera a Dios con respeto y humildad. Así, el Servicio Divino es el encuentro de Dios y el hombre» (Catecismo INA 12.1.1). El orden y la forma con los que se lleva a cabo el Servicio Divino son establecidos por la liturgia. Esta determina la estructura en la que tienen lugar la introducción trinitaria, las oraciones, la prédica, el perdón de los pecados, los actos sacramentales y la bendición final para que se realicen en forma uniforme y digna.

Lectura: explicativa, motivadora

Además de la prédica y el canto, la lectura de la Sagrada Escritura es otro de los elementos audibles dentro del Servicio Divino. En los Servicios Divinos nuevoapostólicos hay lecturas bíblicas en ocasión de las principales festividades del calendario litúrgico. Sirven para comprender mejor el significado de la respectiva fiesta eclesiástiva y se realizan, por ejemplo, en Navidad, Pascua y Pentecostés.

La última vez que fue reformada la liturgia de los Servicios Divinos de la Iglesia Nueva Apostólica fue a comienzos del año litúrgico 2010. Nuevos elementos de silencio, un mayor detenimiento en el festejo de la Santa Cena, una lectura bíblica para Servicios Divinos especiales y un canto de arrepentimiento entonado en conjunto hacen que desde entonces el Servicio Divino sea más solemne y que la comunidad se incluya un poco más en su desarrollo.

Lecturas adicionales, más momentos de silencio

En su conferencia de la semana pasada, el Apóstol Mayor y los Apóstoles de Distrito adoptaron en Zúrich (Suiza) tres resoluciones que amplían el desarrollo litúrgico y le dan mayor flexibilidad.

1. En los Servicios Divinos para la juventud, los participantes pueden presentar párrafos de la Biblia o del Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica. Los pasajes apropiados pueden ser determinados a pedido del Apóstol de Distrito correspondiente. Además, si hubiere un motivo especial los participantes de los Servicios Divinos de juventud, pueden pronunciar una oración o informar sobre una vivencia antes o después del Servicio Divino. Esto debe ser acordado de antemano con los involucrados. Con esta medida, los Apóstoles de Distrito se proponen contribuir a que a través de la lectura adquiera mayor claridad el contexto de la palabra bíblica y que gane perspectiva la comprensión de lo explicado en la prédica.

2. En los así llamados Servicios Divinos de «saber bíblico», que por lo general tienen lugar en las comunidades una vez por mes, ahora se podrán leer textos bíblicos acordes. Los versículos de la Biblia acordes para los Servicios Divinos de saber bíblico serán propuestos por el grupo de trabajo Pensamientos Guías. Aquí el deseo de la Dirección de la Iglesia es que por las lecturas adicionales los participantes del Servicio Divino se involucren más en el desarrollo del mismo; y como el Servicio Divino ya se llama «de saber bíblico» tiene que ofrecer también el contexto bíblico.

3. En todos los Servicios Divinos, el siervo oficiante antes de la preparación para el perdón de los pecados y la Santa Cena puede invitar a un momento de silencio, en lugar de entonarse el canto de arrepentimiento de la comunidad. Este momento debe durar alrededor de un minuto, la comunidad permanece sentada. Comentario de la asamblea de Apóstoles de Distrito al respecto: No debe realizarse bajo ningún concepto en cada Servicio Divino. Mas si estos momentos de silencio se aplican convenientemente, pueden afianzar la convicción para la Absolución de los pecados y el festejo de la Santa Cena.

Liturgia: para la comunidad, con la comunidad

Al ser consultado sobre la liturgia, el teólogo latinoamericano Casiano Floristán respondió hace algunos años: «El festejo no es un espectáculo al que se asiste, sino un acto del que participan todos los reunidos».

La liturgia, por lo tanto, no sólo es la secuencia en la que se desarrolla el Servicio Divino, el marco que lo regula, sino que también es una celebración en la que la comunidad participa directamente, en forma más o menos activa. Esta participación es particularmente la esencia del festejo conjunto de la Santa Cena, pero también se hace audible en los cantos entonados por todos, en las oraciones pronunciadas en forma pública y en las lecturas de la Biblia. La celebración se profundiza en los momentos de silencio adicionales. Espacio y tiempo para el encuentro del hombre con Dios.

Foto: Alex Ferguson

noviembre 14, 2018

Autor: Oliver Rütten

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