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Lo que enseña la salvación de la mujer adúltera

agosto 24, 2017

Autor: Andreas Rother

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No todo pecado es igual de malo, ¿o sí? ¿Cuáles son las consecuencias? ¿Quién se merece el castigo y quién se merece el perdón? Un Servicio Divino del Apóstol Mayor lo responde. Su fundamento: «esta historia que, en verdad, a muchos no les gusta escuchar».

«Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella» (Juan 8:7). Así decía el texto bíblico el 18 de mayo de 2017 en Lampung (Indonesia). Su contexto: Jesús salva a la mujer adúltera de ser apedreada y la exhorta a no pecar más. «Es importante reflexionar sobre esta historia. Pues esta mujer es una imagen de nosotros mismos», destacó el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider.

«Y no peques más»

«Todos nosotros somos pecadores, cada uno de nosotros». Por eso el hombre no debería poder entrar en la eterna comunión con Dios. «Jesús nos quiere perdonar, pero hay una condición: ‘Vete y no peques más'», citó el Director de la Iglesia tomando una frase de este hecho. «Aquel que no esté realmente dispuesto a luchar contra los pecados, no recibe el perdón».

No alcanza para ello atenerse a ciertas reglas: «Seguro, tenemos que ser bautizados. Y tenemos que respetar los mandamientos. Pero todo esto sólo es el primer paso en el camino a la salvación. Debemos cambiar interiormente, debemos llegar a ser como Jesús». La apelación: «No queremos convertirnos en fariseos nuevoapostólicos».

«El que de vosotros esté sin pecado…»

Con este hecho, Jesús también dejó claro que: «no hay una jerarquía en los pecados». Algunos creen que existen los pecados pequeños y los pecados graves. «Esto depende de la sociedad en la que viven, de su historia y de sus tradiciones». Sin embargo, «cada pecado nos impide llegar a estar en comunión con Dios. Por eso, cada pecado necesita del perdón».

Esto también es un peligro para los cristianos creyentes. «Que tengan su propia escala de pecados. Y seguramente el pecado de nuestro prójimo es más grave que el propio. Esto no es cierto. Cada pecado es algo serio».

«… sea el primero en arrojar la piedra»

El pecado sigue siendo grave cuando ya ha sido perdonado. Pues, «el pecado puede tener consecuencias para nuestra salud, para nuestra situación en la sociedad, para la vida familiar. Y estas consecuencias no desaparecen con el perdón».

Cuando el prójimo todavía tiene que padecer por los pecados que hemos cometido, el sentirse satisfecho está fuera de lugar. También «aquí mostremos el amor al prójimo».

«Ni yo te condeno»

Y la enseñanza final de esta historia: «No es asunto nuestro, corregir a nuestro prójimo y mucho menos, castigar al pecador». Pues, «sólo Dios sabe cuán culpable es y cuán arrepentido está». Ante todo, «Dios no quiere castigar al pecador. Lo quiere salvar. Quiere que el pecador cambie».

«Nuestra tarea es perdonar al pecador y hacerle experimentar el amor de Dios», explicó el Apóstol Mayor: «cuanto más viva el amor de Dios, tanto más amará a Dios y tanto menos pecará en el futuro. Actuar así, a veces es difícil. Pero para ti es una maravillosa fuente de alegría, de fuerzas y de bendición».

agosto 24, 2017

Autor: Andreas Rother

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