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Los puntos de ataque del adversario

abril 28, 2016

Autor: Andreas Rother

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Incredulidad, desobediencia, irreconciliación: el mal tiene muchos recursos para distanciar al hombre de Dios. Pero hay un recurso en contra de todo eso. Pensamientos de un Servicio Divino del Apóstol Mayor.

Un total de casi 30.000 participantes tuvo el Servicio Divino del Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider el 3 de abril de 2016 en Buenos Aires (Argentina). Estuvieron conectadas por vídeo comunidades de Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay. La prédica se basó en el texto bíblico de Juan 16:33:
«Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo».

De vuelta a la comunión con Dios

«Tener paz en Jesucristo no significa que no haya conflictos ni dificultades, que todo esté tranquilo y podamos disfrutar de la vida», explicó el Apóstol Mayor. La paz en Jesús significa una relación especial con Dios. «Paz en Dios significa unanimidad perfecta».

«El hombre fue creado para tener comunión con Dios». Como consecuencia de la caída en el pecado, los hombres tuvieron que dejar esta comunión. Pero el sacrificio de Cristo hizo posible volver a ella. El Evangelio muestra el camino.

Las aspiraciones del maligno

Sin embargo, «tenemos un adversario», dejó claro el Apóstol Mayor Schneider: «Él no quiere que tengamos esta paz en Dios. Él hace de todo para separarnos de Dios». Es muy importante reconocer estas aspiraciones y abordarlas siguiendo el ejemplo de Jesucristo.

Concretamente, la máxima autoridad de la Iglesia mencionó cinco puntos:

  • El maligno aprovecha el sufrimiento de los hombres para sembrar dudas del amor de Dios. «A veces tampoco nosotros sabemos por qué Dios permite esto o aquello. Pero no dudemos del amor del Señor, sino que confiemos en ese amor».
  • El maligno hace ofrecimientos atractivos. «Lo único que se propone con eso, es hacernos caer en el pecado porque sabe que el pecado separa de Dios». El recurso con el que podemos enfrentarnos a ello es obedecer a Dios, en la certeza de que Él puede dar mucho más que el maligno.
  • El maligno aprovecha la libertad de decisión para su causa: «Entonces se convierte en problema si tenemos otra idea que la que tiene Dios. Entonces no podemos tener comunión». El ejemplo de Jesús: apropiarse de la voluntad del Padre celestial para poder hacer exactamente lo que se quiere: entrar en el reino de Dios.
  • El maligno aprovecha la injusticia para sembrar injuria y el deseo de venganza: «Esos pensamientos se vuelven cada vez más grandes en el corazón hasta que ya no somos deseosos de perdonar». Pero, «si no perdonamos, tampoco nos puede ser perdonado a nosotros». El recurso para enfrentarlo es «como queremos la gracia, perdonemos a nuestro prójimo».
  • El maligno se vale de las debilidades de los hombres según la divisa: «No sirve de nada ir a la Iglesia, pues ella está llena de pecadores». Sin embargo, «no ir más a los Servicios Divinos significa separarse de Dios. Pues entonces ya no recibimos la Santa Cena. Y sin la Santa Cena ya no podemos ser cada vez más semejantes a Jesús».

«Reconozcamos que detrás de todo eso está el adversario que nos quiere separar de Dios», fue la conclusión del Apóstol Mayor, «pero tú y yo hemos decidido que queremos ser uno con Dios. Por eso luchamos y alzamos la mirada a Cristo, el Vencedor, y seguimos su ejemplo. Y con Cristo venceremos».

abril 28, 2016

Autor: Andreas Rother

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