¿A cada uno su propia Santa Cena? Saltar el cerco de la Iglesia sigue siendo difícil. Pero la base común es grande. Esto se perfila con las palabras de consagración, y así lo explica el Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica.
“¡Tomad, comed! Haced esto en memoria de mí. Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis este vino, la muerte del Señor anunciáis hasta que Él venga”. Así termina la fórmula de consagración nuevoapostólica. Y en ella ya están las cuatro dimensiones del festejo de la Santa Cena, tal como se describen en el Catecismo nuevoapostólico (Catecismo INA 8.2.8 a 8.2.11).
“Tomad, comed” – la comunión
La Santa Cena es una cena de comunión. Jesús festejaba con gusto y a menudo con sus Apóstoles. En vista de su muerte, “deseaba comerla con ellos”. Desde el punto de vista teológico, la Biblia desarrolla esta comunión en tres aspectos:
- La comunión con Dios: Cristo habla de la sangre del nuevo pacto. Esto apunta a la sustitución del antiguo pacto del Sinaí por su muerte en sacrificio en la cruz.
- La comunión como Iglesia: “El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?”, se pregunta Pablo. El cuerpo de Cristo es su imagen para la comunidad de los creyentes.
- La comunión de las personas: Pablo habla de “synérchomai” (reunirse) cuando hace entrar en razón por doquier a los corintios a causa de su descuido. Para él, no se trata de un acercamiento exterior, sino de un acercamiento interior.
“… en memoria de mí” – la conmemoración
La Santa Cena es una cena de conmemoración. Mandato de repetición llaman los teólogos a esta frase de Jesucristo: “Haced esto en memoria de mí”. Estas palabras solo se encuentran en dos de los cuatro relatos bíblicos. Sin embargo, son la razón por la que se habla de la institución o donación de la Cena del Señor.
La conmemoración es, en primer lugar, de la muerte de Jesucristo “como un hecho único y válido para todos los tiempos”, como dice el Catecismo INA 8.2.8. Pero a través de la repetición constante, no se trata “solamente de un recuerdo orientado al pasado, sino también de la convicción de la presencia de Cristo en la actualidad y de su futuro reino”.
“… anunciáis” – la confesión
La Santa Cena es una cena de confesión. Porque anunciar (“katangello”) no es recordar en silencio e introspectivamente, sino dar a conocer en voz alta. Y esto no ocurre en el pasado, sino en cada repetición en el aquí y ahora.
Aunque solo se hable específicamente de la muerte del Señor, también se hace alusión a la confesión de la resurrección y el retorno de Cristo. Pues los tres juntos son “parte de la confesión básica de la fe cristiana”, subraya el Catecismo INA 8.2.9.
“… hasta que Él venga” – la esperanza
La Santa Cena es una cena del tiempo final. Según el Catecismo INA 8.2.11, este carácter escatológico está estrechamente relacionado con la cena de las bodas en el cielo. Porque Jesús explícitamente no beberá más del “fruto de la vid” hasta el momento en que el reino de Dios venga por completo.
Esto significa que la comunidad reunida para la Santa Cena vive en la esperanza del cumplimiento de la comunión con Cristo en su retorno. Hasta entonces, la comunidad experimenta la más estrecha comunión con el Señor en la Santa Cena.
Foto: fotomek – stock.adobe.com