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Luz después de la oscuridad

enero 8, 2015

Author: Andreas Rother

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Consuelo y ayuda transmitió el último concierto del coro de cámara de Wilhelmshaven – en recordación de la catástrofe del tsunami ocurrido en Asia del Sudeste hace diez años. ¿Cómo vivieron los afectados y los colaboradores voluntarios la catástrofe? Recuerdos personales:

«De la muerte con su frío poder», pero también sobre la «luz después de la oscuridad» cantó el coro el 27 de diciembre en la Iglesia Nueva Apostólica de Lübeck. Estaban invitados numerosos creyentes de diversas confesiones que habían perdido a sus familiares y amigos en la catástrofe natural: un terremoto de magnitud 9 había sacudido el día después de la Navidad 2004 al Océano Índico y generado una ola gigante por la que murieron unas 250.000 personas.

Conmovieron especialmente a los visitantes las palabras del Pastor Klaus Gatzke, quien perdió a su hijo Florian en el tsunami.

El final de la esperanza

Desde su primer día de vacaciones Florian, de 26 años, estaba entusiasmado con Tailandia. “En Nochebuena hablamos por teléfono”, informan Regina y Klaus Gatzke. Nadie podía imaginar que sería nuestra última conversación. El día después de Navidad 2004 la familia de Travemünde lo pasó “tranquilo, como siempre”. Pero después hubo en la televisión un informe sobre el maremoto. Los preocupados padres llamaron a Florian por teléfono, pero no recibieron respuesta.
„Estábamos horrorizados, todos luchábamos con las lágrimas“, recuerda Klaus Gatzke. La preocupación y la incertidumbre eran cada vez mayores, no podíamos comer ni dormir. “Mirábamos la televisión día y noche, tratábamos de hablar por teléfono, orábamos y esperábamos”.

El final de la incertidumbre fue meses después, el lunes después de Pascua. “La noticia del fallecimiento fue el final de la esperanza. Entonces comenzó el duelo”. Después de un funeral conmovedor por Florian, su comprometida llevó la urna a la tumba. Ella había sobrevivido a la ola por una mano salvadora. Pero todavía hoy es una pesadilla para ella escuchar sólo el mínimo ruido del agua que corre.
Regina y Klaus Gatzke encuentran consuelo en el intercambio de correspondencia con otros afectados, en la oración y en la esperanza proveniente de la fe de que nos volveremos a ver. “Tanto en esos momentos como ahora, experimentamos la cercanía de Dios con una intensidad en la que de otra manera por cierto no la habríamos vivido”.

Como colaborador voluntario en el lugar

A exactamente 300 metros del mar vivía en ese tiempo el Evangelista de Distrito e.d. Erwin Santschi en la Kamala tailandesa, cuando escuchó el grito: “¡Inundación!”. Junto con su esposa y muchas otras personas se refugió en una elevación del terreno. Después de horas regresaron. En su casa y en su vecindario las daños eran limitados. Y el Evangelista de Distrito fue informado por varios hermanos en la fe que se habían escapado por poco de la crecida. Más abajo en el pueblo había mucha destrucción.
Por encargo del Apóstol de Distrito Armin Studer y del Apóstol Urs Hebeisen, Erwin Santschi organizó la ayuda local. El dinero que había sido enviado desde Suiza, fue repartido en sobres y entregado en los campamentos de refugiados. “En todas partes era conmovedor ver cómo agradecían los receptores que alguien había pensado en ellos”, informa.

Mas el Evangelista de Distrito sabe encuadrar ese tipo de ayuda: “Para muchos afectados, después de 10 años todavía hay dolor y duelo”. Y el Pastor Leo Portvliet, que entonces vivía en Indonesia, completa: “Lo que podemos hacer es limitado, pero podemos seguir orando por las víctimas: para aquellos que han pedido la vida y para aquellos que han sobrevivido y ahora están traumatizados”.

Llamado de alerta para la Iglesia

„Para mí el tsunami fue una experiencia que ante todo me hizo ver la propia impotencia“, dice el actual Apóstol de Distrito Urs Hebeisen. „De repente nos vimos exigidos como Iglesia, pero no estábamos en absoluto preparados para ello. De repente teníamos disponibles grandes sumas de dinero de las donaciones, pero no sabíamos exactamente cómo podíamos ayudar”.

„Como nos lo manda nuestro encargo, naturalmente nuestra preocupación fue muy rápido hacia los pobres, a aquellos estratos sociales por los que casi nadie se interesa”, recuerda el Apóstol de Distrito señalando la infatigable intervención del Evangelista de Distrito Santschi: “Visitaba las familias de casa en casa intentando averiguar en conversaciones personales cómo se podía prestar ayuda espontáneamente. Sin burocracia, simplemente yendo con las personas”.

„El tsunami fue para mí un llamado de alerta de que la gente espera más de la Iglesia que sólo la ejecución del encargo pastoral”, es la conclusión de Urs Hebeisen. La Iglesia tiene un enorme capital de confianza y allí surgieron grandes expectativas. “El tsunami fue para mí la hora del nacimiento de NACSEA Relief Fund“, la obra caritativa de la Iglesia Nueva Apostólica en Asia del Sudeste: „Un lugar donde se coordina y presta servicios que puede administrar justamente ese capital de confianza que posee la Iglesia. Sin política, sin burocracia, sin gastos innecesarios. En forma simple y directa, con las personas para las personas”.

„Con las personas para las personas“ también es válido para el concierto de Lübeck. Los visitantes aprovecharon ampliamente de la posibilidad de hacer donaciones. El producto de las mismas está destinado al „Centro para niños y jóvenes de duelo”, pues la atención provista por los acompañantes para el duelo también es un poco de “luz después de la oscuridad”.

enero 8, 2015

Author: Andreas Rother

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