Seis metrópolis, seis continentes, seis comunidades. ¿Cómo practican su fe en las grandes metrópolis los miembros de la comunidad nuevoapostólica? Este interrogante ha sido observado en detalle por nac.today. Hoy echaremos una mirada a Manila.
Asia, Filipinas, Manila
Manila, la capital de las Filipinas, es una gran urbe. La ciudad misma tiene “apenas” un millón setecientos mil habitantes. En el cordón urbano que rodea en forma directa la ciudad, conformado por otras 16 ciudades, la llamada “Metro Manila”, conviven doce millones de personas más en escasos 650 kilómetros cuadrados de superficie.
La región metropolitana de Manila tiene, además de la capital nacional, otro centro urbano de importancia. Es la ciudad de Makati con sus 530.000 habitantes, situada en dirección ligeramente sudeste de Manila. La ciudad de Makati se considera el centro económico y financiero de las Filipinas. Aquí tienen sus sedes las dos Bolsas de Comercio del país, igual que gran cantidad de bancos, empresas y embajadas de todos los países económicamente representativos. En los 33 barrios que componen la ciudad, la temperatura oscila todo el año entre los 25 y los 30º C.
Makati, lugar de encuentro de los domingos
Makati también tiene una comunidad nuevoapostólica. El edificio de la Iglesia es grande y tiene una galería. Unos 120 creyentes se congregan el domingo por la mañana en su propio edificio de Iglesia. Es la única comunidad en el núcleo propiamente dicho de la gran ciudad. Durante la semana, los hermanos y las hermanas en la fe visitan las comunidades más pequeñas de la región circundante, ya que en días hábiles, el impresionante volumen de tránsito que circula en la gran metrópoli de Manila impide la asistencia a los Servicios Divinos que se realizan en Makati.
La comunidad crece, principalmente por los migrantes que se integraron a la población estable. En especial los jóvenes migran del interior del país a la ciudad, entre los cuales, por supuesto, también encontramos cristianos nuevoapostólicos. Buscan suerte en la ciudad y se sienten felices de encontrar una comunidad, en la que se pueden sentir como en casa. El pasar de los cristianos de las Filipinas transcurre sin grandes inconvenientes, porque el país es un país enteramente cristiano.
Crisol de religiones
Aún así, no deja de haber ciertos “peros” que inciden en la situación general, porque el llamado “mercado de las religiones” es enorme en el mundo insular. Varios centenares de comunidades cristianas ofrecen su propuesta a los habitantes; todas ellas creen de alguna manera en Dios y en Jesucristo, pero de modo muy diferente. Las Filipinas en general, Manila y Makati funcionan como crisoles de religiones muy particulares.
También es llamativa la riqueza económica de la ciudad. En relación con ello también vale decir que el bienestar no siempre es positivo para el sentir religioso de las personas.
Una comunidad que tiene todo
Makati es una comunidad que tiene todo lo que necesita: niños, gente joven, portadores de ministerio, coro, conciertos, trabajo de relaciones públicas. Es una comunidad que crece porque la población del interior del país migra a la ciudad. Por eso no se aleja de la realidad afirmar que en algún momento se convertirá en la comunidad del Apóstol de Distrito Urs Hebeisen, quien desde hace décadas vive en Manila.